lunes, 3 de marzo de 2025

Introducción a Jesucristo, el verdadero Isaac, por el P. Louis-Hilaire Caron (I de III)

 Introducción a Jesucristo, el verdadero Isaac, o La divinidad del cristianismo demostrada por la historia del Santo Patriarca Isaac

Por el P. Louis-Hilaire Caron

 

Nota del Blog: Sobre el autor, ya habíamos publicado antes algunas cosas de otro de sus libros, las similitudes entre José, hijo de Jacob y Nuestro Señor. Ver ACÁ.

 

INTRODUCCIÓN

 

Siendo Nuestro Señor Jesucristo «el fin de todas las obras de Dios, dice el gran obispo de Meaux[1], todo lo que se ha hecho de extraordinario desde el principio del mundo no miraba más que a él. Todas las cosas sucedían a nuestros padres en figura (Gál. IV, 3; I Cor. X, 11), dice San Pablo. Para aclarar esta verdad[2] con la doctrina del santo Apóstol, expongamos primero este principio: todo lo que actúa por medio de la inteligencia se propone necesariamente un fin con el que relaciona sus acciones; y cuanto más perfecta es la causa, más exacta es la relación, y la razón de esto es evidente; pues si la causa es más excelente, se sigue que la operación está mejor ordenada. Ahora bien, es cierto que el orden consiste en la concordancia del fin con los medios, y de esta concordancia resulta esa rectitud que se llama orden.

»Asumida esta verdad, pasemos ahora a decir: la ley mosaica es obra de la inteligencia, y de inteligencia infinita, pues es una obra del espíritu de Dios. Por lo tanto, tiene un fin al que está destinada, y cuando conocemos este fin, no debemos dudar de que todas las partes de la ley están relacionadas con él. Ahora bien, el Apóstol Pablo nos asegura que Jesucristo es el fin de la ley (Rom. X, 4). Por esta razón los Patriarcas y Profetas suspiraban continuamente por su venida, porque Él era el fin de la ley y el tema principal de sus profecías. De esto se desprende que todas las ceremonias de la ley, todas sus solemnidades, todos sus sacrificios, se referían únicamente al Salvador, y que no hay página de las Escrituras en la que no lo veamos, si nuestros ojos están suficientemente afinados.

»Y ciertamente, puesto que a nuestro gran Dios le agradó revestirse de carne humana, era conveniente que, al igual que este misterio se había cumplido, celebráramos su grandeza con acción de gracias; así también, los que precedieron a su realización vivían en la expectativa de esa felicidad que iba a llegar a nuestra naturaleza. Es cierto que el Verbo eterno, al hacerse hombre, nació en un tiempo limitado, pues es consecuencia de la condición humana. La eternidad se combinó con el tiempo para que los que están sujetos al tiempo puedan aspirar a la eternidad. Pero, aunque la venida del Salvador fue detenida por un cierto tiempo por los designios de la divina Providencia, es necesario reconocer que el misterio del Verbo encarnado debía llenar y honrar todos los tiempos. Por eso era conveniente que, donde no estaba por la verdad de su presencia, lo estuviera, al menos de otra manera, por figuras muy excelentes. Por eso la ley de Moisés está llena de figuras maravillosas que nos representan al Salvador Jesús. Esto es lo que hizo decir a Tertuliano: ¡Qué antiguo es Jesús en la novedad de su Evangelio[3]! Lo que honramos es nuevo porque Jesucristo lo trajo a un nuevo día; lo que honramos es antiguo porque su figura se encuentra desde los primeros tiempos».

jueves, 27 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 14-15

 14. Y la Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Ésta, la muerte, la segunda, es el lago de fuego.

 Concordancias:

 Ὁ Θάνατος, καὶ ὁ Ἅιδης (la Muerte y el Hades): cfr. Apoc. I, 18; (¿IX, 6?); VI, 8; XX, 13. Ver Apoc. II, 11; XX, 6.14; XXI, 8 (segunda muerte – Lago fuego y azufre).

 Ἐβλήθησαν (fueron arrojados): cfr. Mt. III, 10; V, 25.29; VI, 30; VII, 19; XIII, 42.48.50; XVIII, 8-9.30; XXI, 21; Mc. IX, 42.45.47; XI, 23; Lc. III, 9; XII, 49.58; Jn. XV, 6; Apoc. XIV, 16.19; XVIII, 21; XIX, 20; XX, 3.10.15. Ver Apoc. II, 10; VI, 13; VIII, 5.7-8; XII, 9-10.13.

 Τὴν λίμνην (el lago): cfr. Lc. VIII, 33; Apoc. XIX, 20; XX, 10.15; XXI, 8.

 τοῦ πυρὸς (de fuego): cfr. Lc. IX, 54; XII, 49; XVII, 29; Hech. II, 19; Apoc. I, 14; II, 18; III, 18; IV, 5; VIII, 5.7-8; IX, 17-18; X, 1; XI, 5; XIII, 13; XIV, 10.18; XV, 2; XVI, 8; XVII, 16; XVIII, 8; XIX, 12.20; XX, 9-10.15; XXI, 8. Ver Apoc. IX, 17a.

  θάνατος δεύτερός (la muerte, la segunda): cfr. Apoc. II, 11; XX, 6; XXI, 8 (Lago de fuego y azufre). Ver Apoc. I, 18; (II, 23); VI, 8; (IX, 6); XX, 13-14 (Primera Muerte - Hades).

 

 Comentario:

 Straubinger: “Sólo aquí se ve que no habrá más muerte sobre la tierra. Por eso San Pablo dice que "la muerte será el último enemigo destruido" para que todas las cosas queden sujetas bajo los pies de Jesús (I Cor. XV, 26; Ef. I, 10) y Él pueda entregarlo todo al Padre (I Cor. XV, 24 y 28)”.

domingo, 23 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 12-13

 12. Y vi los muertos, los grandes y los pequeños, estando de pie ante el trono y libros se abrieron; y otro libro se abrió, que es el de la vida y fueron juzgados los muertos de las cosas escritas en los libros, según sus obras.

 Concordancias:

 Νεκροὶ (muertos): cfr. Apoc. I, 5.18; II, 8; III, 1; XI, 18; XIV, 13; XVI, 3; XX, 5.13.

 τοὺς μεγάλους καὶ τοὺς μικρούς (los grandes y pequeños): cfr. Apoc. XI, 18; XIII, 16; XIX, 5.18.

 Ἑστῶτας ἐνώπιον τοῦ θρόνου (estando de pie ante el trono): cfr. Apoc. VII, 9.11. Ver Apoc. VIII, 2; XI, 4.

 βιβλίοις (libros): cfr. Apoc. V, 1-5.8-9. Ver Apoc. I, 11; VI, 14; X, 8; XIII, 8; XVII, 8; XXI, 27; XXII, 7.9-10.18-19.

 ἠνοίχθη (se abrió): cfr. Apoc. III, 7-8.20; IV, 1; V, 2-5.9; VI, 1.3.5.7.9.12; VIII, 1; IX, 2; X, 2.8; XI, 19; XII, 16; XIII, 6; XV, 5; XIX, 11.

 ζωῆς (vida): cfr. Fil. IV, 3; Apoc. III, 5; XIII, 8; XVII, 8; XX, 15; XXI, 27; Sal. XXXII, 33; LXVIII, 29; Dan. XII, 1.

 ἐκρίθησαν (fueran juzgados): cfr. Jn. IX, 39; XII, 48; II Tes. II, 12; Apoc. VI, 10; XVI, 5 (habitantes de la tierra); XI, 18; XX, 13 (vivos y muertos); XVIII, 8.20; XIX, 2 (Babilonia por muerte a mártires del Anticristo).11 (Anticristo - Juicio de las Naciones).

 γεγραμμένον (escrito): cfr. Apoc. I, 3.11.19; II, 1.8.12.17-18; III, 1.7.12.14; V, 1; X, 4; XIII, 8; XIV, 1.13; XVII, 5.8; XIX, 9.12.16; XX, 15; XXI, 5.27; XXII, 18-19.

 τὰ ἔργα αὐτῶν (sus obras): cfr. Mc. XIII, 34; Apoc. II, 2.5-6.19.22-23.26; III, 1.2, 8.15; IX, 20; XIV, 13; XV, 3; XVI, 11; XVIII, 6; XX, 13.

  

Comentario:

 Juicio de muertos: Inde venturus est iudicare vivos et mortuos.

martes, 18 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 11

 11. Y vi un trono grande, blanco y al sentado sobre él, de cuyo rostro huyó la tierra y el cielo y lugar no se halló para ellos. 

Concordancias: 

Θρόνον (trono): cfr. Dan. VII, 9; Mt. V, 34; XIX, 28; XXIII, 22; XXV, 31; Lc. I, 32.52; Lc. XXII, 30; Hech. II, 30; VII, 49; Heb. I, 8; IV, 16; VIII, 1; XII, 2; Apoc. III, 21; IV, 2-6.9-10; V, 1.6-7.11.13; VI, 16; VII, 9-11.15.17; VIII, 3; XI, 16; XII, 5; XIV, 3; XVI, 17; XIX, 4-5; XX, 4.12; XXI, 3.5; XXII, 3. 

Λευκὸν (blanco): cfr. Apoc. I, 14; II, 17; III, 4-5.18; IV, 4; VI, 2.11; VII, 9.13; XIV, 14; XIX, 11.14.

 Τὸν καθήμενον (al sentado): cfr. Apoc. IV, 2-4.9-10; V, 1.7.13; VI, 16; VII, 10.15; XI, 16; XIX, 4; XXI, 5. Ver Mt. XIX, 28; XX, 21.23; XXV, 31; XXVI, 64; Mc. X, 37.40; XIV, 62; Lc. XXII, 30.69; Apoc. III, 21; XIV, 14-16; XX, 4. Ver Mt. XXII, 44; Mc. XII, 36; XVI, 19; Lc. XX, 42; Hech. II, 30.34; Ef. I, 20; Col. III, 1; Heb. I, 3.13; VIII, 1; X, 12; XII, 2.

 Τὸν καθήμενον ἐπαὐτόν (al sentado sobre él):  cfr. Mt. XXIII, 22; Apoc. IV, 2-3.9-10; V, 1.7.13; VI, 16; VII, 10.15; XIX, 4; XXI, 5.

 Προσώπου (rostro): cfr. Apoc. IV, 7; VI, 16; VII, 11; IX, 7; X, 1; XI, 16; XII, 14; XXII, 4.

 Ἔφυγεν (huyó): cfr. Apoc. IX, 6; XII, 6; XVI, 20.

 γῆ (tierra): cfr. Apoc. I, 5.7; V, 3.6.10.13; VI, 13.15; X, 2.5-6.8; XI, 4; XIV, 7; XVII, 2.5.18; XVIII, 1.3.9; XIX, 2.19; XX, 8-9; XXI, 1.24. Ver Apoc. III, 10; VI, 4.8.10; VII, 1-3; VIII, 5.7.13; IX, 1.3-4; XI, 6.10.18; XII, 4.9.12-13.16; XIII, 3.8.11-14; XIV, 3.6.15-16.18-19; XVI, 1-2.18; XVII, 8; XVIII, 3.9.11.23-24.

 οὐρανός (cielo): cfr. Mt. V, 34; XXIII, 21-22; Hech. VII, 49; Apoc. III, 12; IV, 2; V, 3.13; VIII, 1; X, 1.4-6.8; XI, 12-13.15.19; XII, 1.3.7-8.10.12; XIII, 6; XIV, 2.13.17; XV, 1.5; XVI, 11.21; XVIII, 1.4-5.20; XIX, 1.14; XX, 1.9; XXI, 2.10.

 Τόπος (lugar): cfr. Apoc. VI, 14; XII, 6.8.14; XVI, 16; XVIII, 17.

 Εὑρεθῇ (halló): cfr. Apoc. II, 2; III, 2; V, 4; IX, 6; XII, 8; XIV, 5; XVI, 20; XVIII, 14.21-22.24; XX, 15.

  

Citas Bíblicas:

 Is. VI, 1: “En el año en que murió el rey Ocias, vi al Señor sentado en un trono alto y excelso y las faldas de su vestido llenaban el Templo…”.

  

Comentario:

viernes, 14 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 10

 10. Y el Diablo, el que los engañaba, fue arrojado al lago, el de fuego y azufre, donde (están) también la Bestia y el Falso Profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

 Concordancias:

 Διάβολος (diablo): cfr. I Par. XXI, 1; Sal. CVIII, 6; Mt. IV, 1.5.8.11; XIII, 39; XXV, 41; Lc. IV, 2-3.5-6.13; VIII, 12; Jn. VIII, 44; XIII, 2; Hech. X, 38; Ef. IV, 27; VI, 11; I Tim. III, 6-7; II Tim. II, 26; Heb. II, 14; Sant. IV, 7; I Ped. V, 8; I Jn. III, 8.10; Jud. I, 9; Apoc. II, 10; XII, 9.12; XX, 2.

 Πλανῶν (engaña): cfr. Mt. XVIII, 12-14 (los pequeños, engañados, tal vez, por los Falsos Profetas del primer Sello); XXII, 29; Mc. XII, 24 (sobre la resurrección); Mt. XXIV, 4-5.11; Mc. XIII, 5-6; (Falsos Profetas del primer Sello); Mt. XXIV, 24; Mc. XIII, 22; II Jn. 7-8; Apoc. XIII, 14; XIX, 20 (Bestia de la Tierra – Falso Profeta); I Cor. VI, 9-10. (Sobre los herederos del Reino de los Cielos, cfr. Apoc. XXI, 8 y XXII, 15); Lc. XXI, 8 (falsos profetas antes de la destrucción de Jerusalén); II Tim. III 13 (hombres malos); Heb. III, 10 (generación perversa del desierto); Sant. I, 16; I Jn. II, 26 (tradición); Apoc. XII, 9; XX, 3.8 (Dragón); XVIII, 23 (Babilonia) (Parecería haber una relación entre Babilonia y los dos grupos de falsos Profetas). Ver I Cor. XV, 33; Gál. VI, 7; Tito III, 3; Heb. XI, 38; Sant. V, 19; I Ped. II, 25; II Ped. II, 15; I Jn. I, 8; III, 7; Apoc. II, 20.

Jesús es acusado de engañador: cfr. Mt. XXVII, 63; Jn. VII, 12.47.

 Ἐβλήθη (fue arrojado): cfr. Mt. III, 10; V, 25.29; VI, 30; VII, 19; XIII, 42.48.50; XVIII, 8-9.30; XXI, 21; Mc. IX, 42.45.47; XI, 23; Lc. III, 9; XII, 49.58; Jn. XV, 6; Apoc. XIV, 16.19; XVIII, 21; XIX, 20; XX, 3.14-15. Ver Apoc. II, 10; VI, 13; VIII, 5.7-8; XII, 9-10.13.

 Τὴν λίμνην (el lago): cfr. Lc. VIII, 33; Apoc. XIX, 20; XX, 14-15; XXI, 8.

 τοῦ πυρὸς καὶ θείου (de fuego… y azufre): cfr. Apoc. IX, 17-18; XIV, 10; XIX, 20; XXI, 8.

 Θηρίον (Bestia): cfr. Apoc. XI, 7; XIII, 1-4.11-12.14-15.17-18; XIV, 9.11; XV, 2; XVI, 2.10.13; XVII, 3.7-8.11-13.16-17; XIX, 19-20; XX, 4. Ver Apoc. VI, 8; XVIII, 2.

 Ψευδοπροφήτης (Falso Profeta): cfr. Mt. VII, 15; Mt. XXIV, 11.24; Mc. XIII, 22; Lc VI, 26; Hech. XIII, 6; II Ped. II, 1; I Jn. IV, 1; Apoc. XVI, 13; XIX, 20.

 Βασανισθήσονται (serán atormentados): cfr. Mt. VIII, 29; Mc. V, 7; Lc. VIII, 28 (Demonios atormentados); Apoc. IX, 5 (langostas de la quinta trompeta); XI, 10 (Dos Testigos a los habitantes de la tierra); XII, 10 (Mujer vestida de sol); XIV, 10 (Adoradores de la Bestia - Habitantes de la tierra en el lago de fuego y azufre). Ver Apoc. XIV, 11; XVIII, 7.10.15 (Babilonia); Mt. VIII, 6; XIV, 24; Mc. VI, 48; II Ped. II, 8.

 Ἡμέρας καὶ νυκτὸς (día y noche): cfr. Lc. II, 37; XVIII, 7; Hech. IX, 24; XX, 31; I Tes. II, 9; II Tes. III, 8; I Tim. V, 5; II Tim. I, 3; Apoc. IV, 8; VII, 15; XII, 10; XIV, 11.

 Εἰς τοὺς αἰῶνας τῶν αἰώνων (por los siglos de los siglos): cfr. Apoc. I, 6.18; IV, 9-10; V, 13-14; VII, 12; X, 6; XI, 15; XIV, 11; XV, 7; XIX, 3; XXII, 5.

 

 Concordancias:

 Is. XXIV, 21-22: “En aquel día Yahvé juzgará a la milicia del cielo en lo alto, y aquí abajo a los reyes de la tierra. Serán juntados como se junta a los presos en la mazmorra, quedarán encerrados en el calabozo, y después de muchos días serán juzgados”

  

Comentario:

lunes, 10 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 9

 9. Y subieron sobre la latitud de la tierra y cercaron el campamento de los santos y la ciudad, la amada, y descendió fuego del cielo y los devoró.

 Concordancias:

 Ἀνέβησαν (subieron): cfr. Apoc. IV, 1; VII, 2; VIII, 4; IX, 2; XI, 7.12; XIII, 1.11; XIV, 11; XVII, 8; XIX, 3.

 Πλάτος (latitud): cfr. Ef. III, 18; Apoc. XXI, 16.

 Ἐκύκλευσαν (cercaron): Hápax en el Apoc. cfr. Lc. XXI, 20; Jn. X, 24; Heb. XI, 30.

 Παρεμβολὴν (campamento): cfr. Lc. XIX, 43; Heb. XI, 34; XIII, 11.13.

 Ἅγίων (santos): cfr. Mt. XXVII, 52; Hech. IX, 13; XXVI, 10; I Cor. VI, 2; Ef. I, 18; II, 19; III, 18; IV, 12; Col. I, 12; I Tes. III, 13; II Tes. I, 10; Apoc. V, 8; VIII, 3-4; XI, 18; XIII, 7.10; XIV, 12; XVI, 6; XVII, 6; XVIII, 20.24; XIX, 8; XX, 6; XXII, 11.21.

 Πόλιν (ciudad): cfr. Sal. CXXXI, 1; Mt. IV, 5; XXI, 10.18; XXII, 7; XXVI, 18; XXVII, 53; XXVIII, 11; Mc. XI, 19; XIV, 13.16; Lc. XIX, 41; XXII, 10; XXIII, 19; XXIV, 49; Jn. XIX, 20; Hech. IV, 27; VII, 58; XII, 10; XXI, 29-30; XXII, 3; XXIV, 12; Apoc. III, 12; XI, 2.8.13; XIV, 20; XVI, 19; XVII, 18; XVIII, 10.16.18-19.21; XXI, 2.10.14-16.18-19.21.23; XXII, 14.19. Ver Heb. XI, 10.16; XII, 22; XIII, 14.

 ἠγαπημένην (amada): cfr. Apoc. I, 5; III, 9; XII, 11.

 Κατέβη πῦρ ἐκ τοῦ οὐρανοῦ (descendió fuego del cielo): cfr. Lc. IX, 54; Apoc. XIII, 13.

 Κατέφαγεν (devoró): cfr. Mt. XIII 4; XXIII, 14; Mc. IV, 4; XII, 40; Lc. VIII, 5; XV, 30; XX, 47; Jn. II, 17; Apoc. X, 9-10; XI, 5; XII, 4.

  

Notas Lingüísticas:

 Allo: “ὴ ἠγαπημένη (la amada): recuerda a Sal. LXXVII, 68; Sal. LXXXVI, 2; Os. II, 23”.

  

Comentario:

jueves, 6 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 8

 8. y saldrá a engañar las naciones, las (que están) en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y Magog, para congregarlos a la guerra, el número de ellos (es) como la arena del mar. 

Concordancias:

 Ἐξελεύσεται (saldrá): cfr. Apoc. III, 12; VI, 2.4; IX, 3; XIV, 15.17-18.20; XV, 6; XVI, 17; XVIII, 4; XIX, 5.21.

 Πλανῆσαι (engañar): cfr. Mt. XVIII, 12-14 (los pequeños, engañados, tal vez, por los Falsos Profetas del primer Sello); XXII, 29; Mc. XII, 24 (sobre la resurrección); Mt. XXIV, 4-5.11; Mc. XIII, 5-6; (Falsos Profetas del primer Sello); Mt. XXIV, 24; Mc. XIII, 22; II Jn. 7-8; Apoc. XIII, 14; XIX, 20 (Bestia de la Tierra – Falso Profeta); I Cor. VI, 9-10. (Sobre los herederos del Reino de los Cielos, cfr. Apoc. XXI, 8 y XXII, 15); Lc. XXI, 8 (falsos profetas antes de la destrucción de Jerusalén); II Tim. III 13 (hombres malos); Heb. III, 10 (generación perversa del desierto); Sant. I, 16; I Jn. II, 26 (tradición); Apoc. XII, 9; XX, 3.10 (Dragón); XVIII, 23 (Babilonia) (Parecería haber una relación entre Babilionia y los dos grupos de falsos Profetas). Ver I Cor. XV, 33; Gál. VI, 7; Tito III, 3; Heb. XI, 38; Sant. V, 19; I Ped. II, 25; II Ped. II, 15; I Jn. I, 8; III, 7; Apoc. II, 20.

Jesús es acusado de engañador: cfr. Mt. XXVII, 63; Jn. VII, 12.47.

 Ἔθνη (naciones): cfr. Mt. IV, 16; X, 18; XII, 18; XXIV, 9.14; XXV, 32; Mc. XIII, 10; Lc. II, 32; XXI, 24.25; Apoc. II, 26; X, 11; XI, 2.18; XII, 5; XIV, 8; XV, 3-4; XVI, 19; XVIII, 3.23; XIX, 15; XX, 3; XXI, 24.26; XXII, 2. Ver. Apoc. V, 9; VII, 9; XI, 9; XIII, 7; XIV, 6; XVII, 15.

 Τέσσαρσιν γωνίαις τῆς γῆς (cuatro ángulos de la tierra): cfr. Apoc. VII, 1.

 γῆς (tierra): cfr. Apoc. I, 5.7; III, 10; V, 3.6.10.13; VI, 4.8.10.13.15; VII, 2-3; VIII, 5.7.13; IX 1.3-4; X, 2.5-6.8; XI, 4.6.10.18; XII, 4.9.12-13.16; XIII, 3.8.11-14; XIV, 3.6-7; 15-16.18-19; XVI, 1-2.18; XVII, 2.5.8.18; XVIII, 1.3.9.11.23-24; XIX, 2.19; XX, 3.9.11; XXI, 1.24.

 Γὼγ καὶ Μαγώγ (Gog y Magog): Hápax absoluto.

 Συναγαγεῖν (congregarlos): cfr. Mt. III, 12; XIII, 30.47; XXII, 34.41; XXIV, 28; XXV, 24.26.32.35.38.43; XXVI, 3.57; XXVII, 17.27.62; XXVIII, 12; Mc. VII, 1; Lc. III, 17; XXII, 66; Jn. XI, 47.52; XV, 6; Hech. IV, 5.26-27.31; Apoc. XVI, 14.16; XIX, 17.19.

 Πόλεμον (guerra): cfr. Mt. XXIV, 6; Mc. XIII, 7; Lc. XIV, 31; I Cor. XIV, 8; Apoc. IX, 7.9; XI, 7; XII, 7.17; XIII, 7; XVI, 14; XIX, 19. Ver Lc. XXI, 9. Ver Apoc. II, 16; XII, 7; XIII, 4; XVII, 14; XIX, 11.

 Ἀριθμὸς (número): cfr. Apoc. V, 11 (Virtudes ante el Trono); VII, 4 (sexto Sello); IX, 16 (sexta Trompeta); XIII, 17-18; XV, 2 (número de la Bestia).

 Ἄμμος (arena): cfr. Mt. VII, 26; Apoc. XII, 18; XVII, 3. Ver Rom. IX, 27; Heb. XI, 12.

 θαλάσσης (mar): cfr. Apoc. VII, 1-3; VIII, 8-9; X, 2.5.8; XII, 12; XIII, 1; XVI, 3; XVIII, 21; XX, 13 (?); XXI, 1 (?). Ver Apoc. IV, 6; V, 13; X, 6 XIV, 7; XV, 2; XVIII, 17.19; XX, 8.

 

 Notas Lingüísticas:

 Allo: “τὰ ἔθνη τὰ ἐν ταῖς τέσσαρσιν γωνίαις τῆς γῆς (las naciones, las (que están) en los cuatro ángulos de la tierra) = Apoc. XVI, 14: τοὺς βασιλεῖς τῆς οἰκουμένης ὅλης (los que salen a los reyes de todo el mundo habitado) (Holtzmann y otros).

 

 Comentario:

domingo, 2 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 7

 7. Y cuando se hayan consumado los mil años, será liberado el Satanás (Acusador) de su prisión,

 Concordancias:

 Τελεσθῇ (se hayan consumado): cfr. Mt. VII, 28; X, 23; XI, 1; XIII 53; XIX, 1; XXVI, 1; Lc. XII, 50; XVIII, 31; XXII, 37; Jn. XIX, 28.30; Hech. XIII, 29; II Tim. IV, 7; Apoc. X, 7; XI, 7; XV, 1.8; XVII, 17; XX, 3.5.

 Χίλια ἔτη (mil años): cfr. II Ped. III, 8; Apoc. XX, 2-6.

 λυθήσεται (será liberado): cfr. Apoc. I, 5; V, 2; IX, 14-15; XX, 3 (ángeles malos).

  Σατανᾶς (Satanás): cfr. Mt. IV, 10; XII, 26; XVI, 23; Mc. I, 13; III, 23.26; IV, 15; VIII, 33; Lc. X, 18; XI, 18; XIII, 16; XXII, 3.31; XIII, 27; Apoc. II, 9.13.24; III, 9; XII, 9; XX, 2.

 Φυλακῆς (prisión): cfr. Apoc. II, 10; XVIII, 2.

  

Notas Lingüísticas:

 Zerwick: “ὅταν: cuando (sobre algo futuro)”.

 Zerwick: “τελεσθῇ (se hayan consumado)”: ver v. 3”.

 Allo: ὅταν (cuando): marca la incertidumbre de la duración de este período. Cfr. XX, 3”.

  

Comentario:

 Caballero Sánchez: “Gran diferencia espiritual existirá en la era milenaria entre la dicha colmada de los "hijos del reino" en la "tierra de los vivos", todos justos, y la dicha imperfecta de las Gentes, expuestas todavía a las tinieblas y penas que engendra la concupiscencia, madre del pecado. ¡Cómo necesitarán esas Gentes el resplandor de la Ley que desde Sión las guía, y la fuerza de la vara de hierro con la que el Emmanuel las rige!

 "Más vale un día en la puerta de la casa de mi Dios

que mil en las tiendas de los pecadores...” (Sal. LXXXIII).

 En proporción de la docilidad de las Gentes a esa Luz que las orienta, y de su santo temor a esa vara que las rige, serán las bendiciones divinas. De año en año, un Congreso mundial reúne las Delegaciones de las Gentes a los pies del Gran Rey para participar en la gran Liturgia de los Tabernáculos.

 "Y quienes entre las familias de las Gentes no subieren a Jerusalén a adorar al Rey, Jehová-Sebaoth, sobre ellos no habrá "lluvia". Y si la familia de Egipto no subiere ni viniere, sobre ellos no habrá "lluvia"; les vendrá la plaga con que Jehová ha de herir a las Gentes que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos" (Zac. XIV, 17-18).

 Pecado expiable y curable con las hojas sacramentales del Árbol de la vida”.

miércoles, 29 de enero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 6

 6. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la resurrección, la primera. Sobre estos la segunda muerte no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con Él los mil años.

 Concordancias:

 Μακάριοι (Bienaventurado): cfr. Mt. V, 3-11 (ocho Bienaventuranzas); XI, 6 (escándalo); XIII, 16 (Parábola del Sembrador); XVI, 17 (San Pedro); XXIV, 46 (arrebatados); Lc. I, 45 (la Virgen); VI, 20-22 (Bienaventuranzas); VII, 23 (escándalo); X, 23 (Revelación a los pequeños); XI, 27-28 (la Virgen y los Mártires del quinto Sello); XII, 37-38.43 (arrebatados); XIV, 14-15 (Primera Resurrección - Banquete); Jn. XX, 19 (los que creen sin ver); Tito II, 13 (Esperanza); Sant. I, 12 (Tentación).25 (práctica de las buenas obras); I Ped. III, 14 y IV, 14 (persecución por la justicia); Apoc. I, 3; XIV, 13; XVI, 15; XIX, 9; XXII, 7.14. Ver Lc. XXIII, 29 (estériles – destrucción de Jerusalén); Jn. XIII, 17.

 Ἅγιος (santo): cfr. Mt. XXVII, 52; Hech. IX, 13; XXVI, 10; I Cor. VI, 2; Ef. I, 18; II, 19; III, 18; IV, 12; Col. I, 12; I Tes. III, 13; II Tes. I, 10; Apoc. V, 8; VIII, 3-4; XI, 18; XIII, 7.10; XIV, 12; XVI, 6; XVII, 6; XVIII, 20.24; XIX, 8; XX, 9; XXII, 11.21.

  ἔχων μέρος (el que tiene parte): cfr. Mt. XXIV, 51; Lc. XII, 46 (gehena con los hipócritas – incrédulos); Jn. XIII, 8 (a San Pedro); Apoc. XXI, 8 (lago de fuego y azufre); XXII, 19 (Árbol de la vida y Ciudad santa). Ver Apoc. XVI, 19.

 Ἡ ἀνάστασις ἡ πρώτη (la resurrección, la primera = resurrección de (entre) muertos): cfr. Mt. XIV, 2; XVII, 9; XXVII, 64; XXVIII, 7; Mc. VI, 14; IX, 9-10; Mc. XII, 25; XVI, 14; Lc. IX, 7; XIV, 14; XX, 35-36; XXIV, 46; Jn. II, 22; V, 29; XI, 25; XII, 1.9.17; XX, 9; XXI, 14; Hech. III, 15; IV, 2.10; X, 41; XIII, 30.34; XVII, 3.31-32; XXIII, 6.8; XXIV, 15.21; XXVI, 23; Rom. I, 4; IV, 24; VI, 4-5.9.13; VII, 4; VIII, 11; X, 7.9; XIV, 9; I Cor. XV, 12-13.20-21.42; Gál. I, 1; Ef. I, 20; Fil. III, 10-11; Col. II, 12; I Tes. I, 10; II Tim. II, 8; Heb. VI, 2; XI, 19; XI, 35; XIII, 20; I Ped. I, 3.21; Apoc. I, 5; XI, 18; XX, 5. Ver Lc. II, 34; Rom. XI, 15; Ef. V, 14.

  δεύτερος θάνατος (la segunda muerte): cfr. Apoc. II, 11; XX, 14; XXI, 8 (Lago de fuego y azufre). Ver Apoc. I, 18; (II, 23); VI, 8; (IX, 6); XX, 13-14 (Primera Muerte - Hades).

 ἐξουσίαν (autoridad): cfr. Apoc. II, 26; VI, 8; IX, 3.10.19; XI, 6; XII, 10; XIII, 2.4-5.7.12; XIV, 18; XVI, 9; XVII, 12-13; XVIII, 1; XXII, 14.

 Ἱερεῖς (sacerdotes): cfr. Apoc. I, 6; V, 10.

 Χριστοῦ (Cristo): cfr. Apoc. XI, 15; XII, 10; XX, 4.

 Βασιλεύσουσιν (reinarán): cfr. Lc. I, 33; XIX, 14.27; Rom. V, 17.21; I Cor. XV, 25; I Tim. VI, 15; Apoc. V, 10; XI, 15.17; XIX, 6; XX, 4; XXII, 5.

 Χίλια ἔτη (mil años): cfr. Apoc. XX, 2-5.7.

  

Comentario:

 Apoc. XX, 6: “Sobre estos la segunda muerte no tiene autoridad” = Apoc. II, 11: “El que venciere no será dañado por la muerte, la segunda”.

sábado, 25 de enero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 5

 5. Los restantes de los muertos no vivieron hasta que se hayan consumado los mil años. Esta (es) la resurrección, la primera.

 Concordancias:

 Οἱ λοιποὶ (los restantes): cfr. Apoc. II, 24; III, 2; VIII, 13; IX, 20; XI, 13; XII, 17; XIX, 21.

 Τῶν νεκρῶν (de los muertos): cfr. Apoc. I, 5.18; II, 8; III, 1; XI 18; XIV, 13; XVI, 3; XX, 12-13.

 Ἔζησαν (vivieron): cfr. Jn. V, 25; XI, 25-26; XIV, 19; I Tes. IV, 15.17; V, 10; Apoc. I, 18; II, 8; IV, 9-10; V, 14; VII, 2; X, 6; XV, 7; XX, 4. Ver Apoc. III, 1; XIII, 14; Apoc. XIX, 20.

 Τελεσθῇ (se hayan consumado): cfr. Mt. VII, 28; X, 23; XI, 1; XIII 53; XIX, 1; XXVI, 1; Lc. XII, 50; XVIII, 31; XXII, 37; Jn. XIX, 28.30; Hech. XIII, 29; II Tim. IV, 7; Apoc. X, 7; XI, 7; XV, 1.8; XVII, 17; XX, 3.7.

 Χίλια ἔτη (mil años): cfr. II Ped. III, 8; Apoc. XX, 2-4.6-7.

 Ἡ ἀνάστασις ἡ πρώτη (la resurrección, la primera = resurrección de (entre) muertos): cfr. Mt. XIV, 2; XVII, 9; XXVII, 64; XXVIII, 7; Mc. VI, 14; IX, 9-10; Mc. XII, 25; XVI, 14; Lc. IX, 7; XIV, 14; XX, 35-36; XXIV, 46; Jn. II, 22; V, 29; XI, 25; XII, 1.9.17; XX, 9; XXI, 14; Hech. III, 15; IV, 2.10; X, 41; XIII, 30.34; XVII, 3.31-32; XXIII, 6.8; XXIV, 15.21; XXVI, 23; Rom. I, 4; IV, 24; VI, 4-5.9.13; VII, 4; VIII, 11; X, 7.9; XIV, 9; I Cor. XV, 12-13.20-21.42; Gal. I, 1; Ef. I, 20; Fil. III, 10-11; Col. II, 12; I Tes. I, 10; II Tim. II, 8; Heb. VI, 2; XI, 19; XI, 35; XIII, 20; I Ped. I, 3.21; Apoc. I, 5; XI, 18; XX, 6. Ver Lc. II, 34; Rom. XI, 15; Ef. V, 14.

 

 Comentarios:

 Straubinger: “La primera resurrección: He aquí uno de los pasajes más diversamente comentados de la Sagrada Escritura. En general se toma esta expresión en sentido alegórico: la vida en estado de gracia, la resurrección espiritual del alma en el Bautismo, la gracia de la conversión, la entrada del alma en la gloria eterna, la renovación del espíritu cristiano por grandes santos y fundadores de Órdenes religiosas (S. Francisco de Asís, Santo Domingo, etc.), o algo semejante. Bail, autor de la voluminosa Summa Conciliorum, lleva a tal punto su libertad de alegorizar las Escrituras, que opta por llamar primera resurrección la de los réprobos: porque estos, dice, no tendrán más resurrección que la corporal, ya que no resucitarían para la gloria. Según esto, el v. 6 alabaría a los réprobos, pues llama bienaventurado y santo al que alcanza la primera resurrección. La Pontificia Comisión Bíblica ha condenado en su decreto del 20-VIII-1941 los abusos del alegorismo, recordando una vez más la llamada "regla de oro", según la cual de la interpretación alegórica no se pueden sacar argumentos. Sin embargo, hay que reconocer aquí el estilo apocalíptico. En I Cor. XV, 23, donde S. Pablo trata del orden en la resurrección, hemos visto que algunos Padres interpretan literalmente este texto como de una verdadera resurrección primera, fuera de aquella a que se refiere San Mateo en XXVII, 52 s. (resurrección de santos en la muerte de Jesús) y que también un exegeta tan cauteloso como Cornelio a Lápide la sostiene. Cf. I Tes. IV, 16; I Cor. VI, 2-3; II Tim. II, 16 ss. y Filip. III, 11, donde San Pablo usa la palabra "exanástasis" y añade "ten ek nekróon" o sea literalmente, la ex-resurrección, la que es de entre los muertos. Parece, pues, probable que San Juan piense aquí en un privilegio otorgado a los Santos (sin perjuicio de la resurrección general), y no en una alegoría, ya que S. Ireneo, fundándose en los testimonios de los presbíteros discípulos de S. Juan, señala como primera resurrección la de los justos (cf. Luc. XIV, 14 y XX, 35). La nueva versión de Nácar­Colunga ve en esta primera resurrección un privilegio de los santos mártires, "a quienes corresponde la palma de la victoria. Como quienes sobre todo sostuvieron el peso de la lucha con su Capitán, recibirán un premio que no corresponde a los demás muertos, y éste es juzgar, que en el sentido bíblico vale tanto como regir y gobernar al mundo, junto con su Capitán, a quien por haberse humillado hasta la muerte le fue dado reinar sobre todo el universo (Filip. II, 8s.)". Véase Filip. III, 10-11; I Cor. XV, 23 y 52 y notas; Luc. XIV, 14; XX, 35; Hech. IV, 2”.