domingo, 31 de julio de 2022

He aquí que vengo, por Magdalena Chasles, Segunda Parte, Las Congregaciones alrededor del Anticristo (III de VI)

  b) El Primer Jinete y la Bestia del Mar 

Y vi cuando abrió el Cordero uno de los siete Sellos y oí uno de los cuatro Vivientes que decía, como con voz de trueno: “Ven”. Y vi y he aquí un caballo blanco y el sentado sobre él tenía un arco y se le dio una corona y salió venciendo y para vencer” (Apoc. VI, 1-2). 

Desde que se abre el rollo, resuena un trueno, un llamado: “¡Ven!”; pero no se trata de Cristo aquí, como piensan tantos exégetas, tanto católicos como protestantes. ¿No es profundamente lamentable ver vestido a Cristo con los atributos del que “imita”?[1] El diablo es astuto y logra así hasta este punto enturbiar el sentido de la Palabra de Dios[2]. 

Pero no, se trata ciertamente del Anticristo, del “jefe”, del “naghid” de Daniel, aquel que viene primero como pacificador, que reunirá bajo su autoridad a las naciones admiradores de su genio. Entonces le será concedida la corona de los vencedores. 

Sólo el carácter real del jinete, montado en un caballo real -la montura blanca- podría hacer pensar en Cristo, que aparece al final de la visión apocalíptica, también sobre un Caballo blanco, con la cabeza coronada de diademas. Pero, a causa incluso de la parodia, se debe descartar definitivamente la duda. El primer jinete es, además, seguido del segundo: “La guerra”, del tercero: “El hambre”, del cuarto: “La peste y la muerte”. 

Cuando Cristo vuelva, con la espada en la boca, la espada de la Palabra de Dios será para el juicio, y su acción será esencialmente en relación con la paz. 

El Anticristo, el jinete poderoso, cubrirá pues a Israel con su poder. Israel confiará en él, hará alianza con él. Pero cuando se ofrezcan de nuevo los sacrificios en el Templo reconstruido, ¿es que muchos piadosos fieles no pensarán que aquel que conduce al mundo es el Mesías venido a la tierra? 

miércoles, 27 de julio de 2022

Hacia un adecuado tratado teológico De Ecclesia, por Mons. Fenton (II de V)

   Este carácter incompleto del tratado de ecclesia del libro de texto ordinario tiene un trasfondo histórico muy interesante. Un conocimiento, aunque sea somero, de este trasfondo es esencial para saber cómo debe y puede ser mejorado este tratado por el teólogo de nuestro tiempo. 

En primer lugar, es importante recordar que el tratado sobre la Iglesia es un recién llegado al ámbito de la teología escolástica propiamente dicha. Otros tratados, como los relativos a la Trinidad y a la gracia, se desarrollaron en las escuelas de la mano de profesores que emplearon como textos maestros los Cuatro libros de las sentencias de Pedro Lombardo y la Suma Teológica de Santo Tomás. Durante generaciones, en las escuelas de la Iglesia católica la teología escolástica fue de facto la explicación de los temas tratados en las Sententiae y la Summa. Ninguno de estos clásicos incluía nada parecido a un tratado completo sobre la Iglesia de Cristo. De hecho, gran parte del material que ahora se trata en el tratado escolástico de ecclesia estaba cubierto en el Decretum de Graciano. Por lo tanto, en el procedimiento real de las escuelas, gran parte del material sobre la Iglesia fue cubierto principalmente desde un ángulo canónico más que teológico. Por supuesto, el material cubierto por Graciano y los otros canonistas estaba perfectamente dentro de su propio campo, el ámbito de lo que ahora se llama derecho público eclesiástico. Al mismo tiempo, fue definitivamente una desgracia que, durante el primer período de la teología escolástica, no existiera algo así como un tratado propiamente escolástico sobre la Iglesia incluido en el curso regular de sagrada teología. Este tratado no entró en la literatura y en el curso de la teología propiamente escolástica hasta casi finales del siglo XVI. 

Esto no quiere decir que no haya habido ningún escrito teológico o que no se haya tratado sobre la Iglesia hasta finales del siglo XVI. En realidad, podemos encontrar un breve pero muy competente y esclarecedor tratado sobre la Iglesia incluido en la obra de mediados del siglo XIII de Moneta de Cremona contra los valdenses y los albigenses[1]. Hay un breve comienzo de tratado en el Comentario al Credo de los Apóstoles, escrito por el propio Santo Tomás, y mucho más en el Contra errores Graecorum del Santo. Y en el siglo XIV, Santiago de Viterbo publicó su De regimine christiano, que Arquilliere editó en 1926 y llamó "el más antiguo tratado sobre la Iglesia". Asimismo, hay un tractatus de ecclesia bien desarrollado en el De planctu ecclesiae de Álvaro Pelayo, del siglo XIV, y otro en el Doctrinale antiquitatum fidei ecclesiae catholicae de Tomás Netter de Walden. Y puede decirse que el tratado sobre la Iglesia alcanzó su forma clásica en la gran Summa de ecclesia del cardenal Juan de Torquemada, del siglo XV. 

Sin embargo, en su mayor parte, estas obras sobre la Iglesia anteriores a la Reforma, incluso la propia Summa de ecclesia, tenían una orientación preeminentemente polémica y no estrictamente escolástica. Hay que tener en cuenta, por supuesto, que polémica y escolástica no son en absoluto categorías completamente distintas. Los Cuatro Libros de las Sentencias son los grandes modelos clásicos de escritos escolásticos, y su autor pretendía a 

sábado, 23 de julio de 2022

He aquí que vengo, por Magdalena Chasles, Segunda Parte, Las Congregaciones alrededor del Anticristo (II de VI)

    a) Los Sellos del Rollo del Libro 

Hora extremadamente solemne la del comienzo de la 70º Semana de la profecía de Daniel, pues es el momento exacto en que se va a poder desenrollar de nuevo el rollo del Libro. 

En una página de espera, se escribieron estas palabras: 

“¡Velad hasta que Él venga!”; ahora Jesús está listo para hacer oír el segundo: “¡He aquí que vengo!”. 

En el Apocalipsis, San Juan contempló el rollo del Libro entre las manos del “sentado en el trono”, entre las manos del Padre. El Padre se constituyó el guardián del Libro sellado a través de los siglos. 

Desde el “se ha cumplido” de la Cruz y desde la Ascensión, el libro permaneció cerrado. Para que sea desplegado de nuevo, se deben cumplir algunas condiciones. Entonces, y sólo entonces, Cristo podrá romper sucesivamente los siete Sellos y permitir a las profecías retomar su curso y cumplirse, tan literalmente la segunda vez como la primera. 

“Y vi en la diestra de Aquel que estaba sentado sobre el trono un libro, escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. 

Y vi a un ángel poderoso que, a gran voz, pregonaba: “¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?”. 

Y nadie en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aún fijar los ojos en él. Y yo lloraba mucho porque nadie era hallado digno de abrir el libro, ni de fijar en él los ojos. 

Entonces me dijo uno de los ancianos: “No llores. Mira: el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha triunfado, de suerte que abra el libro y sus siete sellos”. Y vi que en medio delante del trono y de los cuatro vivientes y de los ancianos estaba de pie un Cordero como degollado, que tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios en misión por toda la tierra. El cual vino y tomó (el libro) de la diestra de Aquel que estaba sentado en el trono. 

Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, teniendo cada cual una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. 

Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: “Tú eres digno de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque Tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios (hombres) de toda tribu y lengua y pueblo y nación; y los has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinarán sobre la tierra” (Apoc. V, 1-10). 

El rollo del Libro pasó de las manos del Padre a las de Cristo, Cordero inmolado, que ha “comprado para Dios” hombres y, León de Judá, revestido de fuerza y poder para ejercer los juicios. Es su sangre lo único que puede rescatar, lo que le da derecho a abrir el rollo, a preparar su Reino sobre la tierra y a cumplir las antiguas profecías sobre su segunda y gloriosa Venida.

martes, 19 de julio de 2022

Hacia un adecuado tratado teológico De Ecclesia, por Mons. Fenton (I de V)

 Hacia un adecuado tratado teológico De Ecclesia, por Mons. Fenton 

Nota del Blog: El siguiente texto está traducido del American Ecclesiastical Review 133 (1955), pág. 258–274.  

*** 

La teología escolástica, tal como la conocemos, está dividida en una serie de tratados. El objetivo evidente de esta disposición es incluir en el ámbito de la teología escolástica todas las verdades contenidas en el depósito de la revelación pública divina. Y, si se quiere alcanzar este propósito de manera efectiva, entonces cada tratado individual o tractatus debe exponer todo el material divinamente revelado directamente, pertinente al tema de ese tratado. En otras palabras, cada tratado de teología escolástica debe exponer todo lo que el magisterio católico enseña como doctrina divinamente revelada sobre el tema tratado. Se pretende presentar este material precisamente como ha sido y es enseñado por la ecclesia docens. 

Así pues, en un tratado de teología escolástica adecuadamente formado, debería haber una exposición de cada verdad que la Iglesia presenta como formalmente revelada y que se refiere directa e inmediatamente al tema del propio tractatus. Además, en un tratado adecuadamente organizado, estarían contenidas todas las explicaciones autoritativas que el magisterio ha dado sobre estas verdades formalmente reveladas, ya sea que tales explicaciones se presenten como de fide, como doctrinalmente ciertas, o como doctrina catholica. 

El trabajo propio de la sagrada teología comienza con este conjunto de verdades. Buscando una penetración intelectual de la enseñanza que los católicos aceptan con el asentimiento de fe divina, el trabajo de la ciencia teológica se ve muy obstaculizada si, en cualquier tratado individual, no se consideran algunos elementos del mensaje sobrenaturalmente revelado por Dios sobre el tema de ese tratado. Siempre existe el peligro de que esa falta de información conduzca a una inexactitud en la comprensión y explicación de parte del teólogo de lo que Dios enseña realmente en y a través de su Iglesia sobre el tema del que se ocupa el tratado. La inexactitud de la comprensión intelectual y de la explicación de la verdad divinamente revelada constituye un fracaso en el campo de la sagrada teología. 

En el estado actual de la teología escolástica es bastante obvio que el tratado De ecclesia Christi no contiene todo el material que debería. Para cualquier persona que conozca los libros del Nuevo Testamento, es dolorosamente evidente que hay varias verdades sobre la Iglesia que están claramente expuestas en estos escritos inspirados y que no son tratadas adecuadamente en el tratado sobre la Iglesia tal como está organizado en el manual promedio de teología dogmática fundamental. Como ejemplos muy evidentes, podemos tomar dos afirmaciones de Nuestro Señor sobre sus discípulos, los miembros de su ecclesia. Una de ellas se refiere al amor mutuo que debe haber en todos los miembros de la Iglesia. 

viernes, 15 de julio de 2022

He aquí que vengo, por Magdalena Chasles, Segunda Parte, Las Congregaciones alrededor del Anticristo (I de VI)

 4) Las Congregaciones alrededor del Anticristo

La congregación de Israel, si bien en sus comienzos, marca el principio del gran drama final. El rollo del Libro tendrá pronto sus últimos sellos abiertos y Cristo cumplirá su segunda parte. 

Sin embargo, son numerosos los judíos en la actualidad que se oponen al movimiento sionista, a la constitución de un hogar nacional. 

Hay dos grupos que se oponen: los que no quieren ser sino franceses, alemanes, polacos o de alguna otra nacionalidad, y los que parecen olvidar que pertenecen, antes que nada y a pesar de todo, al pueblo de Dios; los otros, los judíos ortodoxos, rabinos fieles a la Torá, esperan siempre la venida del Mesías, y son adversarios del Sionismo ateo, a la moral marxista, a las nuevas costumbres; han cortado los lazos. 

La creación de un Estado judío autónomo acercaría ciertamente a los judíos divididos, sobre todo si fuera reconstruido el Templo en Jerusalén y se retomaran los ritos mosaicos.

 Creemos que Inglaterra había sido señalada por Dios para cumplir esta magnífica misión cuando, como mandataria de la Palestina, podía hablar alto y fuerte a los árabes, pero temieron las reacciones musulmanas en algunas de sus colonias y desde 1933, obstaculizó la inmigración judía. 

Pero lo que Inglaterra temía perder se desmorona, su Imperio colonialista se desintegra. ¿No se trata de un juicio que cae sobre este país bíblico y que, mejor que ningún otro, podía comprender la inmensa angustia judía en tiempos de Hitler? ¿Qué le tiene reservado a Inglaterra la tercera guerra mundial? 

¿Será América lo suficientemente fuerte para esta tarea? Ciertamente, pero está unido con Inglaterra en Medio Oriente. 

¿No será acaso Rusia la que un día favorezca la congregación nacional judía y sepa utilizar los recursos del país, así como la remarcable inteligencia y el espíritu de iniciativa israelitas? La URSS podría entonces hacer un campo experimental para el desarrollo del marxismo, permitiendo una “Sinagoga del Estado”, basado en el modelo de la iglesia sumisa al Estado en la Rusia soviética. 

En todo caso, si no podemos aún designar a la nación que servirá para la ejecución del plan de Dios sobre su pueblo, sabemos muy bien quién es el que dirigirá este poderoso movimiento en favor de Israel. 

lunes, 11 de julio de 2022

Fiesta de San José, por el P. Bover (V de V)

 4. AUMENTO DEL CULTO LITÚRGICO 

En estos últimos años se han aumentado prodigiosamente los honores litúrgicos tributados a San José. Su fiesta del 19 de marzo, además de celebrarse con rito doble de primera clase, es de precepto para toda la Iglesia. A ella se ha añadido la solemnidad de su Patrocinio, celebrada asimismo con rito doble de primera clase y además con octava. En 1909 se aprobaron las Letanías de San José para recitarse públicamente. En 1919 se concedió un Prefacio propio para las Misas celebradas en honor de San José. Finalmente, en 1922 se introdujeron en la Recomendación del alma diferentes invocaciones y una oración propia a San José, especial patrono de los moribundos. Todas estas innovaciones litúrgicas conceden a San José honores singularísimos, no concedidos a otro santo alguno, fuera de la Madre de Dios: son, prácticamente, el reconocimiento. de la protodulía debida al glorioso Patriarca. 

Pero muchos, muchísimos, aspiran todavía a algo más: a que, en el Ordinario de la Misa, y principalmente en el Canon, se invoque o conmemore a San José después de la Virgen, siempre que se invoca o conmemora a su virginal Esposa; y, además, que, en las Letanías de los Santos, a la triple invocación de la Virgen Madre, siga inmediatamente la doble invocación de San José. Gravísimas son, sin duda, estas innovaciones, y que han de tropezar en serias dificultades, nacidas del espíritu de tradición o conservación, que siempre ha inspirado los actos de la Cátedra de San Pedro. Ni somos nosotros los llamados a resolver el delicado problema de la conveniencia u oportunidad de introducir esas gravísimas innovaciones. Lo que, a nosotros, simples fieles, nos toca es expresar humildemente nuestros deseos, rogar a Dios para que llegue la hora suspirada de verlos realizados y, si está en nuestras manos, interesar en favor de tan piadosa causa a aquellos a quienes por razón de su oficio o jerarquía corresponde presentar rendidamente a la Sede Apostólica los deseos y votos del pueblo cristiano. Por lo demás, la bondad con que el Romano Pontífice Pío XI se dignó aprobar y bendecir la intención general mencionada da alas a nuestra esperanza y nos permite vislumbrar el venturoso día en que, en la celebración diaria de la Santa Misa, y sobre todo en el sagrado Canon, tengamos el consuelo de poder invocar, junto con el nombre de María, el dulce nombre del Patriarca San José. 

5. FRUTOS QUE PUEDEN ESPERARSE DEL AUMENTO DE LA DEVOCIÓN A SAN JOSÉ 

Son muchos e imponderables los provechos que de este aumento de devoción a San José pueden esperarse, tanto para la santificación individual como para la prosperidad social, así de la familia cristiana como de la sociedad civil y principalmente de la Iglesia universal. Bastará enumerarlos rápidamente. 

Individualmente, a todo buen cristiano, hoy día más que nunca, es absolutamente necesario el espíritu de piedad, si no quiere ser víctima de la seducción fascinadora del mundo, cada día más procaz, más insolente, más corrompida y corruptora. Ahora bien, en San José hallará un modelo a la vez y un abogado de vida interior, de laboriosidad retirada, de íntima piedad. Las personas espirituales, principalmente, dedicadas por entero al servicio de Dios, tienen mucho que aprender y que imitar en aquel varón justo, exclusivamente consagrado al amor y al servicio de Jesús y de su divina Madre. 

jueves, 7 de julio de 2022

He aquí que vengo, por Magdalena Chasles, Segunda Parte, Israel Congregado, Misterio del Tiempo

 b) Misterio del Tiempo 

La inmigración judía que se apodera de la Palestina, y la hubiera poblado antes si los árabes y las naciones opositoras no la contuvieran, no es propulsada por un sentimiento religioso. 

El movimiento sionista es francamente agnóstico, opuesto a la fe ortodoxa de los ancestros e incluso, bajo la influencia soviética, tiene un tinte de marxismo. 

Semejante actitud, opuesta a Dios, parecería probar que el comienzo de la congregación no tendrá futuro y que el misterio que esconde el tiempo en el cual Israel se va a convertir es más grueso que nunca. 

Sin embargo, existe una maravillosa profecía de Ezequiel que nos puede esclarecer. Tiende a probar que la congregación se hará, efectivamente, sin Dios, al menos al comienzo; luego el Espíritu transformará a Israel y, por último, la terrible purificación lo refinará, como el oro en el crisol. 

Ezequiel fue transportado, en espíritu, en medio de un valle lleno de huesos secos, completamente secos: 

“Y me dijo: Hijo de hombre, ¿acaso volverán a tener vida estos huesos?

Yo respondí: Jehová, Señor, Tú lo sabes.

Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, oíd la palabra de Jehová!... He aquí que os infundiré espíritu y viviréis (con un espíritu de vida, puramente natural). Os recubriré de nervios, haré crecer carne sobre vosotros, os revestiré de piel y os infundiré espíritu para que viváis; y conoceréis que Yo soy Jehová.

Se juntaron los huesos, cada hueso con su hueso (correspondiente). Y miré y he aquí que crecieron sobre ellos nervios y carnes y por encima los cubrió piel; pero no había en ellos espíritu”. 

Israel, completamente desecado, separado, disperso, comienza a reunirse bajo el plano nacional; los huesos se juntaron, pero el espíritu está todavía ausente. Dios está lejos de su corazón. 

¿Cuánto tiempo durará? ¡Misterio del tiempo! No lo sabemos. 

Sin embargo, un día clamará una voz, como la del profeta, de parte del Señor: 

“Ven, oh espíritu –el Espíritu de verdadera vida– de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos –espirituales– y vivirán.

Entonces me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Mira cómo dicen: Se han secado nuestros huesos y ha perecido nuestra esperanza; estamos completamente perdidos.

Por eso profetiza, y diles: Así dice Jehová, el Señor: He aquí que abriré vuestros sepulcros y os sacaré de vuestras tumbas, oh pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel –un tiempo de gracia– Y al abrir Yo vuestros sepulcros y al sacaros de vuestras tumbas, conoceréis, oh pueblo mío, que Yo soy Jehová. E infundiré en vosotros mi espíritu y viviréis, y os daré reposo en vuestra tierra –otro tiempo de gracia-; y conoceréis que Yo, Jehová, lo he dicho, y Yo lo hago, dice Jehová” (Ez. XXXVII, 1-14). 

En la actualidad, Israel se junta como los huesos; es un hecho tangible. 

Como los huesos, incluso si se forman nervios y músculos, Israel no tiene el espíritu de Dios, no es movido más que por una fuerza materialista, y no puede ser elevado espiritualmente de la tierra. 

Sin embargo, el Espíritu divino soplará sobre los muertos y se levantarán. Sí, se levantarán, pero para conocer antes que nada la gran expiación, la que los profetas anunciaron en términos tan claros como las promesas del restablecimiento. 

“Es el tiempo de angustia para Jacob” (Jer. XXX, 7); 

“Vendrá tiempo de angustia cual nunca ha habido desde que existen naciones hasta ese tiempo” (Dan. XII, 1). 

Un gigantesco Yôm Kippur los lavará de todas sus faltas, infidelidades y rechazos pasados.

domingo, 3 de julio de 2022

Fiesta de San José, por el P. Bover (IV de V)

II. DEVOCIÓN A SAN JOSÉ 

CONSECUENCIA LÓGICA 

De todos estos títulos, y de otros que pudieran enumerarse, síguese lógicamente que hay que atribuir a San José un culto superior al de todos los demás santos del cielo, exceptuada, naturalmente, sola la Madre de Dios. En efecto, el culto que se tributa a los santos ha de responder a su dignidad y santidad, o, lo que es lo mismo, a la gloria de que actualmente gozan en el cielo y a la unión que tienen con Jesu-Cristo. Esta dignidad y santidad, esta gloria y unión, son no solamente el motivo, sino también la medida del culto que se les ha de tributar. Por consiguiente, si San José, después de la Virgen María, supera en dignidad a todos los demás santos, los aventaja a todos en santidad, goza de mayor gloria que todos en el cielo, está incomparablemente más que todos ellos unido a Jesu-Cristo, razón es que se le tribute un culto correspondiente, más noble y excelente que el que se tributa a todos los demás santos del cielo. Si San José, como escribe León XIII, “Sobresale él solo entre todos por su augustísima dignidad” (Encícl. Quamquam pluries, 15 agosto 1889), justo es que sobresalga también el culto que se le tribute. Así lo enseña el mismo León XIII: 

“El que, escogido para Esposo de la Virgen Madre de Dios, participó de su dignidad en virtud del lazo conyugal… sobresale con tal excelencia, que no hay obsequio a que no sea acreedor: excellit praestantia, ut nullo non sit obsequio prosequendus” (“Quod paucis”, 28 enero 1890). 

A este culto singular y superior debido a San José, muchos le dan el nombre de protodulía o suma dulía, para distinguirlo del culto de hiperdulía, debido a la Madre de Dios, y del de simple dulía, debido a los demás santos. Verdad es que el término de protodulía en sentido estricto y absoluto sólo del culto debido a Dios puede entenderse. Pero, si esta razón valiese, con mayor razón debería negarse a la Virgen el culto de hiperdulía, que en sentido igualmente estricto y absoluto a solo Dios puede rendirse. Y, sin embargo, no hay, que sepamos, teólogo alguno que, con Santo Tomás, no apellide hiperdulía el culto tributado a la Virgen: en sentido, ciertamente, más lato y relativo. En el mismo gsentido, pues, más lato y relativo, podemos llamar protodulía el culto singular que se debe a San José. 

2. EL AUMENTO DEL CULTO A SAN JOSÉ 

Grande es, sin duda, y mayor de día en día, la devoción que el pueblo cristiano profesa al patriarca San José. Ya León XIII, como antes Pío IX y después Benedicto XV, recordaba 

“Cuán entrañada está en el corazón de los cristianos la devoción al santo Patriarca, y con cuánta confianza tienen todos puesta su esperanza en su celeste patrocinio” (Quod erat, 3 de marzo 1891).