5. Y el ángel
que vi estando de pie sobre el mar y sobre la tierra, alzó su mano, la diestra,
al cielo,
Citas Bíblicas:
Daniel XII, 7-12: “Y oí al potente[1] vestido de lino, que estaba
sobre las aguas del río, cuando levantando su diestra y su izquierda hacia
el cielo juró por Aquel que vive eternamente que eso será dentro de un
tiempo, (dos) tiempos y la mitad (de un tiempo) y cuando se haya cumplido la dispersión de la muchedumbre del pueblo santo,
entonces tendrán efecto todas estas cosas. Yo oí, pero no comprendí. Dije,
pues: “Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?” Y el respondió: “Anda Daniel,
pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.
Muchos serán purificados y blanqueados y acrisolados; pero los malos seguirán
haciendo el mal, y ninguno de los malvados entenderá; más los sabios
entenderán. Desde el tiempo en que será quitado el sacrificio perpetuo y
entronizada la abominación desoladora, pasarán mil doscientos noventa días.
¡Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco
días!”.
Comentario:
De ambos pasajes se puede
concluir lo siguiente:
1) El ángel es el mismo: San
Gabriel.
2) En ambos casos tiene el mismo
gesto: jurar con la(s) mano(s) hacia el cielo “por Aquel que vive eternamente”.
3) El tiempo al cual
se refiere es el mismo: los tres
años y medio del reinado del Anticristo.
4) En Daniel se dice que
las palabras quedarán selladas y en el Apocalipsis se le da a San Juan el
contenido que en Daniel había quedado sellado y es por eso que se le entrega el
librito abierto para que lo coma y así pueda predicar lo que sucederá en
esos tres años y medio.
Notemos, además, que ni siquiera
Nuestro Señor quiso revelarnos en su Discurso Parusíaco el contenido de lo que
se le había mandado sellar a Daniel y que le fue ordenado revelar a San
Juan, a saber: las siete copas y
posiblemente también la batalla del Harmagedón[2].
Ahora bien, si a Daniel se le dijo que sellara castigos, entonces no es
ilógico pensar que los Truenos también son castigos y que tal vez suenen entre
la sexta y la séptima Trompeta, al mismo tiempo que la persecución de la gran Tribulación.
6. y juró por
el Viviente por los siglos de los siglos - que creó el cielo y lo que hay en él
y la tierra y lo que hay en ella y el mar y lo que hay en él -: "Tiempo ya
no habrá",
Notas
Lingüísticas:
Zerwick: “χρόνος:
seguramente no significa “tiempo” como opuesto a “eternidad” sino más bien a
“demora”.
Zorell, s.v.: "demora o dilación (del cumplimiento de los decretos de
Dios) no habrá más", Apoc. X, 6".
Allo: “ἐν después de ὤμοσεν (juró),
señalado ya por Aretas como una rareza en griego... se encuentra, sin
embargo, en Dan. XII, 7 en la versión de Teodoción”.
Comentario:
Es imposible que no haya más tiempo
cuando quedan todavía tres años y medio como consta por Daniel y por el mismo Apocalipsis.
No habrá más tiempo, pues, porque es tiempo
de castigo y no de misericordia. El Templo celestial permanecerá cerrado
durante el derramamiento de las siete copas.
Allo: “Sobre χρόνος οὐκέτι ἔσται, cfr. el
cumplimiento del tiempo en Dan XII, 7 (Holtzmann)”.
Allo: “Hay
que tomar aquí χρόνος en el sentido de “demora”, que es clásico (Holtzmann, Swete,
etc.) y no, con los exégetas antiguos como Beda, etc. seguidos por Spitta,
de “Tiempo” en sí, el que daría lugar a la eternidad…”.
Allo: “El paralelismo con
Dan. XII, 7 es muy visible (…) donde
el Ángel jura con el mismo gesto y en los mismos términos, que no hay más que
una cierta demora antes del fin”.
Crampon: “Ya no habrá tiempo,
es decir, plazo para arrepentirse, no habrá más retardo en el cumplimiento
de los decretos divinos”.
Ceulemans: "No habrá más
tiempo: e.e. ya no habrá tiempo de
penitencia o dilación de la pena, sino que, cuando toque el séptimo ángel
la trompeta, se consumará el misterio de Dios, e.e. el juicio de Dios sobre los impíos y el
triunfo de los justos, como anunció por sus siervos los profetas".
Sales: "No habrá más tiempo para hacer
penitencia (II, 21); el castigo no se diferirá, sino que vendrá inmediatamente".
Wikenhauser: “El ángel tiene un mensaje
importante para anunciar al vidente y a los destinatarios del libro, y para
subrayar su trascendencia lo introduce con un juramento formal. Invoca al
creador del cielo, la tierra y el mar, porque el cumplimiento del mensaje
interesa a toda la creación. La escena se inspira en Dan XII, 5-7, donde un
ángel[3] pregunta cuánto durarán
los gravísimos castigos del pueblo de Dios que han de preceder inmediatamente
al fin, es decir, al gran cambio que sufrirán los destinos del pueblo (Dan. XII, 1.3). El interrogado,
el arcángel Gabriel, responde, invocando en solemne juramento a Dios “que vive
eternamente”, que los castigos tendrán duración de tres tiempos y medio, es decir,
de tres años y medio”.
Caballero Sánchez: “Juró que no habrá
más tiempo. El contexto nos da el sentido de esta expresión. No puede
tratarse aquí, lo reconocen hasta los “sabios”, del tiempo “ut sic” como lo
definen los filósofos. Como que la eternidad va a abrirse sobre el mundo,
quedando suprimida toda sucesión temporal, entraña del tiempo propiamente dicho
(…)
El tiempo, que con tanta
solemnidad y absoluta certeza se proclama, es un tiempo concreto, en relación
con la causa judicial que encarna el Ángel Fuerte. El tiempo que se acaba es el
de Paciencia de Dios para manifestar, en la sanción final del pleito, su
venganza definitiva contra el bloque “anticristo”, y su plena misericordia a
favor de sus hijos perseguidos…".
Biblia
de Sacy: “El ángel que quería asegurar a san Juan que
la sentencia estaba lista para ser ejecutada, elevó la mano al cielo y juró que
no había más tiempo, es decir, que la ejecución de la justicia divina ya no se
iba a diferir como antes, sino que se iba a cumplir (…) Este pasaje se encuentra también en Daniel,
donde el ángel que jura eleva las dos manos, mientras que éste tenía una
ocupada en tener la sentencia, juró como en Daniel por aquel que vive en la
eternidad, para mostrar que todo le está presente, que puede disponer del
tiempo y de todas las cosas del mundo que ha sacado de la nada por su
omnipotencia”.
[1] Notemos que el término hebreo es el mismo usado
en Dan. IX, 21 y que Borgongini Duca traduce “il potente” como ya
lo hicimos notar ACA.
Los intérpretes coinciden en que el ángel de Dan. XII es San Gabriel.
[2] Mientras que la caída de Babilonia, si bien sucede en esos tres años y
medio, sí había sido revelada a los Profetas, sobre todo a Isaías y Jeremías.
[3] En realidad, el que pregunta es el mismo Daniel.