8. Y cuando hubo recibido el libro, los cuatro Vivientes
y los veinticuatro Ancianos se postraron ante el Cordero, teniendo cada cual
una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los
santos.
Notas Lingüísticas:
Zerwick: "αἵ (que): se refiere a θυμιαμάτων
(perfumes) pero coincide con el predicado".
Esto
es: "perfumes" está en
genitivo, neutro, plural.
"que" y "las
oraciones" está en nominativo, femenino, plural.
Comentario:
Esta
escena está relacionada con VIII, 3-4.
Allo: “ἔχοντες ἕκαστος (teniendo cada cual)
sin dudas que no se refiere sino a los Ancianos; la ambigüedad es debida a
la negligencia del estilo. Mismo juego de escena en VII, 11 y XIX, 4”.
Allo: “… (Los Ancianos) tienen copas en sus manos, lo
cual supone en el cielo la presencia de un “altar de los perfumes”, del cual se
hará expresa mención en VIII, 3; todas estas escenas se completan; no
habiendo Juan descrito primero más que en grandes líneas el hábitat de Dios.
Estos perfumes simbolizan las oraciones de la Iglesia, destinadas a asegurar el
porvenir que se va a develar; los Ancianos aparecen aquí claramente como
ángeles intercesores, cfr. VIII, 3 y nada es más natural que distinguirlos de
los "santos" mortales cuyas oraciones ofrecen".
Alápide: "Cada cual: a saber, de los 24
Señores".
Garland: "Parece que existe una correlación entre
las oraciones de los santos ofrecidas a Dios como incienso y la
consecuente venganza derramada como ira de Dios. Antes del toque de las siete
trompetas, un ángel ofrece las oraciones de los santos con incienso en un altar
ante Dios. Luego intercambia los contenidos del incensario por fuego del atar y
lo arroja a la tierra resultando en "truenos, relámpagos y un
terremoto", todos sonidos de un inminente juicio (VIII, 3-5)".
Notemos
las diferencias entre las dos clases de perfumes (oraciones):
a) Los de V, 6 simbolizan la oración de los
(futuros) mártires del Anticristo y son entregadas a Dios por medio de
los Ancianos, es decir, de sus representantes.
b) Los de VIII, 3 ss simbolizan la oración de
los mártires del quinto sello y parecería que es entregada por el ángel
que tiene poder sobre el fuego (cfr. XIV, 18), que sería San Gabriel (Cfr.
Excursus VIII).
En
cuanto al contenido, el del cap. VIII es bien claro: piden la venganza
de su sangre derramada, la cual sucede con las 7 trompetas, mientras que el
del cap V parecería estar relacionado con el cántico nuevo de los
vers. 9 ss.
9. Y cantan un cántico nuevo diciendo: “Digno eres
de recibir el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para
Dios con tu sangre (hombres) de toda tribu y lengua y pueblo y nación.
Comentario:
Sobre
este cántico ver lo que ya dijimos al comentar I, 5-6.
La
versión en primera persona no es posible porque en ese caso los Ancianos no serían
24 sino muchos más.
Otro
cántico nuevo se entona en XIV, 3 y es cantado por los mártires
del Anticristo y aprendido por los 144.000 sellados; también sucede
otro tanto en Sal. XXXII, 3; XXXIX, 4; XCV, 1, XCVII, 1; CXLIII, 9; CXLIX,
1; Is. XLII, 10, y en todos los casos la referencia es al Milenio y se
canta en la tierra, a diferencia del que vemos en el Apocalipsis.
Por
otra parte, se dice que este cántico es nuevo porque el mismo se canta
con motivo de abrirse el libro, lo cual no había sucedido hasta entonces.
Mientras
este cántico celebra la redención,
el del capítulo XIV (que representa la misma escena de VII, 9 ss y
XV, 1 ss) celebra el castigo de los enemigos de Dios: las siete
Copas, la destrucción de Babilonia, la de las dos Bestias y el subsiguiente reinado
de Jesucristo.
Notemos
por último que en XII, 10, una vez que San Miguel arrojó del
cielo al demonio, San Gabriel clama: “Ahora ha llegado la salvación,
el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo”, mientras que
en VII, 10 vemos que los mártires del Anticristo cantan: “La salvación
es de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero”, y por último
tras la caída de Babilonia escuchamos un cántico de alegría que dice:
“¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
etc”. (XIX, 1 ss)
Es
definitiva: lo que se dice en los capítulos XII, XIV y XIX, se
refiere al mismo suceso, pero el primero lo ve como futuro, el segundo como
próximo y el tercero como pasado.
Straubinger: "Un cántico nuevo ¡Y tan nuevo! Como que celebra no ya sólo la
obra de la Redención, como lo hizo el mismo Juan en I, 5-6, sino también, por
fin, la plena glorificación del Redentor en la tierra (Hebr. I, 6 y nota)
vanamente esperada desde que Él se fué. Cf. XIV, 3; Sal. XCV, 1 y XCVII, 1 y
notas".
Allo: “El sentido deviene muy diferente en la mayoría de
los códices que agregan después de “τῷ θεῷ”, el pronombre ἡμᾶς (nos,
es decir “nos compraste, etc.”) admitido por Soden, etc; ahora
bien, los Ancianos serían necesariamente hombres rescatados; pero ἡμᾶς falta
en los mejores códices; por lo tanto, siguiendo a la mayoría de los críticos,
podemos rechazarlo. Además, sería difícil reconciliarlo con el αὐτοὺς (los)
que sigue casi a través de todo el versículo siguiente, cuando hubiera sido
muy fácil y natural repetir ἡμᾶς; pero sólo la Vulgata, junto con otros
pocos códices, ha sido consecuente y ha puesto en todos los casos la primera
persona en lugar de la tercera”.
Allo: “ᾄδουσιν (cantan): cambio de tiempo
a causa de la vivacidad de la representación”.
Bover: “De toda tribu…”: de entre toda la
humanidad bajo los cuatro aspectos: racial (tribu), lingüístico
(lengua), político (pueblo), etnológico (nación)”.
Notar
la razón por la cual Cristo es digno de abrir el libro y desatar los sellos: porque
fue inmolado y nos compró en su sangre.
Garland: "Un cántico nuevo: nuevo es καινὴν,
nuevo en cualidad. El aspecto nuevo del cántico puede estar motivado por la
inminente apertura del rollo que ha permanecido sin ser tocado durante tantos
años. Las palabras de este cántico registran la iniciación exclusiva por
parte del Cordero de los eventos que rápidamente conducirán al clímax de la
historia y al establecimiento de Su reino".