Nota del
Blog: A fin de no producir
tedio en el lector con una nota al pie casi a cada paso, nos parece más
oportuno hacer una sola nota y al final del trabajo.
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La predicación de Jonás |
Primero
lo primero:
Mt.
XII, 38-42: “Entonces algunos de los escribas y fariseos
respondieron, diciendo: “Maestro, queremos ver de Ti una señal”. Replicóles
Jesús y dijo: “Una raza mala y adúltera requiere una señal: no le será dada
otra que la del profeta Jonás. Pues, así como Jonás estuvo en el vientre del
pez tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno
de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se levantarán, en el día
del juicio, con esta raza y la condenarán, porque ellos se arrepintieron a la
predicación de Jonás; ahora bien, hay aquí más que Jonás. La reina del Mediodía
se levantará, en el juicio, con la generación ésta y la condenará, porque vino
de las extremidades de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón; ahora bien,
hay aquí más que Salomón”.
Mt. XVI,
1-4: “Acercáronse los fariseos y saduceos y, para ponerlo
a prueba le pidieron que les hiciese ver alguna señal del cielo. Mas Él les
respondió y dijo: “Cuando ha llegado la tarde, decís: Buen tiempo, porque el
cielo está rojo”, y a la mañana: “Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un
rojo sombrío”. Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no las señales de
los tiempos. Una generación mala y adúltera requiere una señal: no le será dada
otra que la del profeta Jonás”. Y dejándolos, se fue”.
Mc.
VIII, 11-13: “Salieron entonces los fariseos y se pusieron a
discutir con Él, exigiéndole alguna señal del cielo, para ponerlo a prueba. Mas
Él, gimiendo en su espíritu, dijo: “¿Por qué esta raza exige una señal? En verdad,
os digo, ninguna señal será dada a esta generación”. Y dejándolos allí, se
volvió a embarcar para la otra ribera”.
Lc.
XI, 15-16: “Pero algunos de entre ellos dijeron: “Por Beelzebul,
príncipe de los demonios, expulsa los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba,
requerían de Él una señal desde el cielo”.
Lc.
XI, 29-32: “Como la muchedumbre se agolpaba, se puso a decir:
“Perversa generación es ésta; busca una señal, mas no le será dada señal, sino
la de Jonás. Porque lo mismo que Jonás fué una señal para los ninivitas, así el
Hijo del hombre será una señal para la generación esta. La reina del Mediodía
será despertada en el juicio frente a los hombres de la generación esta y los
condenará, porque vino de las extremidades de la tierra para escuchar la
sabiduría de Salomón; y hay aquí más que Salomón. Los varones ninivitas
actuarán en el juicio frente a la generación esta y la condenarán, porque ellos
se arrepintieron a la predicación de Jonás; y hay aquí más que Jonás”.
***
Bien.
Tenemos varias cosas para decir sobre este interesante estudio.
Lo
primero que debemos preguntarnos es ¿para qué es el signo que piden los
judíos?
La
respuesta es obvia: para reconocer al Mesías.
Es
decir, los judíos piden un signo del cielo para recién entonces aceptar al
Mesías; por lo tanto, y acá coincidimos con el Autor, el signo del Maestro
deberá buscar producir el mismo efecto y no ser un signo de condenación.
Claro
que la pregunta que tenemos que hacernos aquí es ¿y qué pasa con los demás signos (de hecho, así llama San Juan a
los milagros) de Nuestro Señor? ¿No hacía, acaso, Jesús los milagros para
acreditar su divinidad?
El
problema es que los judíos ya habían rechazado los milagros de Nuestro Señor
atribuyéndolos al diablo, y es en extremo interesante notar que San Lucas
relaciona estos dos aspectos que parecerían no tener mucho que ver: el pecado
contra el Espíritu Santo y el signo de Jonás.
“Estaba Jesús echando un demonio, el cual era mudo. Cuando hubo salido el
demonio, el mudo habló. Y las muchedumbres estaban maravilladas. Pero algunos
de entre ellos dijeron: “Por Beelzebul, príncipe de los demonios, expulsa
los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, requerían de Él una señal desde el
cielo” (XI, 15-16).