CAPITULO
DECIMOQUINTO
CESACIÓN POR MEDIA
SEMANA DEL SACRIFICIO Y DE LA OBLACIÓN, REEMPLAZADAS POR LA «ABOMINACIÓN DE LA
DESOICIÓN»
V. 27b: «Y por media semana hará cesar el Sacrificio y la Oblación, y
habrá sobre el ala... abominación de la desolación.»
El sentido general del texto es límpido: el Adversario
de Israel suprime la Oblación de la Hostia pura y la reemplaza por otro acto
litúrgico calificado de «abominación de la desolación». Y esto dura
tres años y medio, la segunda mitad de la 70° semana.
Ciertas palabras y expresiones piden
particular atención.
a) Algunas versiones no han conservado la
construcción exacta del hebreo: «et cessare faciet hostiam et oblationem»...,
construcción que exige como sujeto del verbo algún agente antes enunciado. Han puesto
el neutro: deficiet, o el pasivo: ἀρθήσεταί, dejando en la sombra la
causa de la supresión del sacrificio.
Sin embargo, la claridad del hebreo y de las
principales versiones griegas (katapaúsei) no permite discusiones. El mismo Agente que antes
«hacía firme la alianza con muchos» es el que ahora «hace cesar el sacrificio...»,
esto es: «el pueblo de un jefe que vendrá».
b) Nótense también pequeñas divergencias en
las versiones acerca de las cosas sagradas suprimidas: el ara y la hostia
(Sept.); la hostia y la libación (Teodoción); la Hostia y el sacrificio (Vulgata).
El hebreo dice: la Hostia inmolada y la
oblación. Tsebah (mactatio) parece ser el acto litúrgico por
excelencia: el sacrificio. Minehah (oblatio), acto más genérico de
culto, se entiende de toda clase de dones y ofrendas.
Es, en fuerza, no del texto, sino del sistema
exegético adoptado, cómo esas palabras son aplicadas por los intérpretes, ya al
culto mosaico, ya al culto cristiano.
Hemos mostrado cómo el único sistema conforme
con las demás partes del texto es el escatológico. Tiempo es del Judaísmo cristiano,
abrazado en el Altar con Jesús-Hostia. De ese culto se habla necesariamente.
c) La expresión schiqouzim meschomem
debiera, dicen los entendidos, ser corregida a la luz de las versiones,
suprimiendo el plural inexplicable de la primera palabra... Pero, a la luz del
Apocalipsis, donde aparece Babilonia la Grande como «Madre de las
abominaciones de la tierra», ese plural debería subsistir.
Dispútanse también los críticos sobre la
naturaleza gramatical de schomem. ¿Es substantivo o es participio? En el
primer caso, tendríamos el sentido que ha prevalecido en las versiones y en la
tradición: abominación de la desolación. En el otro caso, preferido por
el P. Lagrange, el sentido sería: abominación horrenda.
Controversias de mínima importancia sobre las
que no insistimos.
El sentido fundamental es claro: álzase un
cáliz de abominación en vez del cáliz de
bendición.
Parece que, en la densidad de las divinas
palabras, los matices gramaticales, intencionalmente imprecisos, se funden. El
escenario donde se erige el Monstruo de abominación es un desierto de ruinas
materiales morales, campo de muerte y de devastación. También «en el
desierto» aparece a Juan la visión apocalíptica de Babel la Ramera. Además,
aquel Cáliz de abominación que implica en su naturaleza un sacrilegio ritual,
es, por lo mismo, algo horrible. Y como se impone por la fuerza cruel y
produce alianza demoníaca, al mismo tiempo que horrible se presenta como algo horrendo...
Todos esos sentidos se compenetran.