III
Los 24 Ancianos
Cuando propusimos una nueva división de la jerarquía angélica nos basamos
en un trabajo de Ramos García que nos pareció (y nos sigue pareciendo)
muy interesante. El autor, para probar la identidad de las Dominaciones con los
24 Ancianos, se basaba en un pasaje del capítulo VII del Apocalipsis,
idea que nos había parecido muy buena y concluyente hasta el punto de llegar a
afirmar:
"Que las
Dominaciones (κυριότητες) se identifican con los 24
Ancianos, tal como se ve por la respuesta de San Juan a uno de
ellos cuando le dice: “Señor (Κύριέ) mío, tú lo sabes…” (VII, 14), nos parece un
hallazgo fantástico de Ramos García que corta
por el medio la famosa discusión sobre la identidad humana o angélica de los mismos."
Ver AQUI.
Posteriormente leímos un artículo[1]
del P. Albinus
Škrinjar S.J.
que mostró la falsedad de esta afirmación. El Padre dice (negritas nuestras):
"Esta
última conclusión[2] no se contradice por el
otro nombre que el vidente da a uno de los señores al llamarlo Dominus (Κύριέ), aunque en efecto, tanto en los libros sagrados
como en la literatura apocalíptica este es un título de un ángel, el
intérprete de la visión…".
Y
luego continúa defendiendo que el título Κύριέ no se dice sólo de los ángeles sino también de los
humanos.
Sea
de esto lo que sea, lo cierto es que el autor trae en pie de página las citas
bíblicas que aplican el mismo título no ya a las Dominaciones sino a otra clase
de ángeles, como es el caso de San Gabriel.
Daniel
X, 15-21:
"Mientras me dirigía estas palabras, incliné mi rostro hacia el suelo y
guardé silencio. Y he aquí que uno que parecía hijo de hombre me tocó los
labios; entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí:
"Señor mío, al ver esta visión me sobrecogieron angustias y perdí
la fuerza. "¿Cómo, pues, podrá el siervo de este mi señor hablar con este señor
mio? Pues al presente no tengo fuerza alguna y hasta el aliento me
falta." Entonces aquel que tenía semejanza de hombre volvió a tocarme y me
dio fuerza, diciendo: "No temas, oh varón muy amado! ¡La paz sea contigo!
¡Animo, animo!" Y mientras me estaba hablando, recobré las fuerzas, y
dije: "Habla, señor mío, pues me has dado fuerzas. Y dijo: "¿Sabes
por qué he venido a ti? Ahora volveré para luchar con el príncipe de Persia;
pues al salir yo, he aquí que vino el príncipe de Grecia. Pero te anunciaré lo
que está escrito en la Escritura de la verdad; y no hay nadie que me ayude
contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe."
Daniel
XII, 8:
"Yo oí pero no comprendí. Dije, pues: "Señor mío: ¿cuál será
el fin de estas cosas?".
Ver
también Zac. I, 9; IV, 5.13; VI, 4.
Siendo
esto así, ¿cómo queda la división de la jerarquía angélica?
Creemos
que en lo sustancial no hay razones para modificar nada, si bien una de las
pruebas que se daban no era correcta. Decimos que no hay razones para cambiar nada
porque nos parece que la división en tres grandes grupos: Tronos-Carro de Dios;
Dominaciones-Consejeros y Arcángeles-Enviados con sus respectivos grupos subordinados
de Potestades y Virtudes, permanece en pie, como mera posibilidad, hasta tanto
no se demuestre su falsedad por algún medio.
Vale!
[1] Vigintiquattuor Seniores, Verbum Domini, 16 (1936), pag.
333-338 y 362-368.
Lamentablemente la
erudición del autor es digna de una mejor causa. Escribir más de diez páginas
para probar la naturaleza humana de los Ancianos, y luego terminar diciendo, en
el último párrafo, que representan a "la Iglesia ideal" (sea lo que
eso signifique) y que "son personas ideales, no reales", parece
francamente una broma de mal gusto.
[2] El autor se refiere a su propia interpretación
donde afirma que el término "Señores" debía tomarse de los señores
del sacerdocio o señores de la familia tal como vemos tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamento. Pero en todo momento el autor se olvida
que el Templo y la división consiguiente de 24 clases sacerdotales, senadores,
etc. está tomada de lo que sucede en el cielo.