Addenda
VII
San
Gabriel en el Apocalipsis, una Objeción.
Entre las razones que
dimos para probar la Identidad
del Ángel con San Gabriel se encontraba la de que
siempre habla con "gran voz" y pasamos revista a todos los lugares
donde San Juan habla délla. Bueno, de casi todos ya que se nos
había pasado un pasaje que a decir verdad, parecería, a primera vista ser una
clara "excepción" a la regla, lo cual amenazaría nuestra exégesis.
Veamos:
En I, 10 después de
ser llevado a "el día del Señor", San Juan dice:
"Oí detrás de mí una gran voz como de trompeta…".
Ahora bien, como se ve por
lo que sigue, esta voz no sería la del Ángel sino la del Hijo de hombre:
11. "Que decía: “Lo que ves escríbelo en un libro, y envíalo a las siete
Iglesias: a Éfeso y a Esmirna y a Pérgamo y a Tiatira y a Sardes y a Filadelfia
y a Laodicea”.
12. Y
me volví para ver la voz que hablaba conmigo y vuelto, vi siete candelabros de oro,
13. y, en medio de los candelabros, uno como Hijo de hombre, vestido
de túnica talar, y ceñido el pecho con un ceñidor de oro, etc".
Pues bien, tanto por
lo que sigue en el resto del capítulo como así también por los títulos de Cristo
en cada una de las Iglesias, no puede caber dudas que este "Hijo de
hombre" es el mismo Jesucristo, con lo cual cae por tierra nuestra
hipótesis.
La respuesta es
más sencilla de lo que puede parecer a primera vista, y de hecho, este pasaje
prueba más bien a favor de nuestra exégesis.
Las razones son
básicamente dos:
1) En primer lugar hay que observar que San Juan no dice que al darse
vuelta vio al mismo que le había hablado, sino que simplemente afirma
que giró para ver quién le hablaba y que vio a Jesucristo.
En otras palabras, San
Juan estaba viendo "el día del Señor" y una voz le habló por
detrás y al darse vuelta, en lugar de ver al que le había hablado, vio a
Nuestro Señor.
2) Esto que decimos en el punto uno, termina de confirmarse por el comienzo
del capítulo IV donde el Vidente narra:
1. "Después de esto tuve
una visión y he aquí una puerta abierta en el cielo, y la voz, la primera que yo había oído, como de
trompeta hablar conmigo, dijo: “Sube
acá y te mostraré lo que debe suceder después de esto”.
Hemos subrayado adrede lo que le dicen a San Juan: "te mostraré", porque esa es precisamente la misión del ángel en I, 1:
"Revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a los siervos suyos “lo que debe suceder pronto”, y significó enviando por medio del Ángel
suyo al siervo suyo, Juan…".
Y lo mismo vemos en XXII, 8:
"Y yo, Juan, el que
oye y ve estas cosas. Y cuando oí y ví, caí para postrarme ante los pies del ángel
que me mostraba estas cosas".
Es decir, este Ángel, San
Gabriel, es el encargado de revelar a San Juan, en forma velada,
la misma Revelación que Jesucristo recibió de Su Padre y que a su vez
transmitió a "los siervos suyos", por medio, creemos nosotros, de
Elías, como ya lo dijimos en otro lugar. Cfr. el Indice
Escriturístico in Apoc. I, 1-3,
principalmente la II y V parte.
Vale!