II)
Segunda División.
En la primera sección habíamos divido el Apocalipsis en tres partes,
según lo que se dice en I, 19:
1) I, 12-18: lo que has visto.
2)
II-III: lo que es.
3) IV
en adelante: lo que debe suceder después de esto.
Antes de pasar a la división del tercer punto, que es la que nos
interesa, será bueno tener algo en mente: en I, 11 se le dice a San
Juan:
"Lo que ves escríbelo en
un libro, y envíalo a las siete Iglesias: a Éfeso y a Esmirna y a Pérgamo y a
Tiatira y a Sardes y a Filadelfia y a Laodicea".
Según esto, todas las visiones que San Juan va a tener después del v.
11 van dirigidas a las siete Iglesias. Ahora bien, cuando en el v. 19 se
le da la triple división, debemos notar una diferencia y es que la segunda (lo que es) no implica una visión, con lo cual tenemos aquí dos
grandes grupos de visiones: por un lado la de los versículos 12-18 y por el
otro, todo lo que sucede a partir del Cap. IV.
Si es esto así, ¿para qué sirven las siete Iglesias? Creemos que aquí hay
una clave de la estructura.
Veamos.
Como ya lo hemos dicho en otra oportunidad, (Cfr. AQUI) los títulos de Cristo de la visión de los versículos 12-18 se encuentran
en las primeras cinco Iglesias y no así en las dos últimas, con lo cual
parecería que la estructura del v. 19 sería la de dos grandes grupos de visiones
separadas por las siete Iglesias, de las cuales las primeras cinco pertenecen a
la primera visión, con lo cual será preciso ver ahora si los otros dos
títulos de Cristo los podemos ubicar en las visiones de los Capítulos
IV y ss.
El título de la Iglesia de Filadelfia es doble: "el Santo, el Veraz" y "el que
tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, y que cierra y nadie abre", pero puesto que este último es un
título relacionado con Israel y no con la Iglesia, nos queda pues, el primero.
Por su parte, el título de la Iglesia de Laodicea es triple:
"el Amén", "el
testigo fiel y veraz", "el principio de la creación de Dios".
El primero de los títulos se encuentra en el Cap. VI cuando los Mártires
del Quinto Sello dicen:
10. “¿Hasta cuándo, oh Señor, el Santo y Veraz, tardas en juzgar y
vengar nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?”.
Por su parte el segundo de los títulos se encuentra en la batalla del
Armagedón, Cap. XIX, cuando el Vidente describe el descenso de Cristo
en estos términos:
11. "Y vi el cielo abierto y he aquí un caballo blanco y el
sedente sobre él era llamado Fiel y
Veraz, y juzga con justicia y hace la guerra".
Así tenemos, pues, que las dos últimas Iglesias corresponden a la
tercera división que trae San Juan en I, 19, es decir, "lo que debe
suceder después de esto".
Hemos dicho ya en varias oportunidades que las dos últimas Iglesias
corresponden a la última Semana Daniélica y a ella se refiere el Apocalipsis
cuando dice "vengo pronto", "el tiempo está cerca",
"las cosas que deben suceder pronto", como así también al objeto
central de la profecía cuando escribe:
I, 2: "El cual testificó “la Palabra de Dios” y “el Testimonio de Jesucristo”.
Y
luego:
I, 9: "Fuí en la isla, la llamada Patmos, a causa de “la Palabra de Dios” y de “el
Testimonio de Jesús".
Los
cuales grupos corresponden a los Mártires del Quinto Sello y a los Mártires
del Anticristo respectivamente.
Ahora
bien, si como hemos afirmado en el trabajo sobre las LXX Semanas, tanto el
Discurso Parusíaco como el Apocalipsis describen cada vez con mayor detenimiento
esta última semana Daniélica, será bueno indagar un poco más a fin de
corroborar si existe tal correspondencia en cuanto a las respectivas
estructuras.
La
Septuagésima Semana está dividida en
dos grandes partes iguales separadas por la
abominación desoladora que ha de venir sobre el Santuario (IX, 27).
El
Discurso Parusíaco, por su parte,
claramente indica la misma división al hablar y citar este pasaje de Daniel, cuando Nuestro Señor dice:
Mt. XXIV, 15:
"Cuando veáis, pues, la abominación
de la desolación, de la que habló el profeta Daniel, estando (de pie) en el
Lugar Santo -el que lee, entiéndalo-…".
Cfr.
Mc. XIII, 14.
Es
decir, antes de la abominación de la
desolación Nuestro Señor profetiza lo que ocurrirá en la primera mitad de la Septuagésima
Semana y a partir del v. 15 pasa a hablar del período que llama "grande
tribulación".
Siendo
esto así, habría que encontrar la misma subdivisión en el Apocalipsis, es
decir, debería haber algo que separe
las visiones del Capítulo IV en
adelante en dos grandes partes y que coincidan con la misma estructura de Daniel y de Nuestro Señor.
Creemos
que esta división existe.
Por
lo general los autores suelen coincidir en que la visión que comienza con el Cap. X marca una nueva etapa en las revelaciones
del Apocalipsis, y con razón, puesto que hasta entonces las mismas habían
tenido lugar en el cielo, mientras que a partir del Cap. X se dan en la tierra.
"1. Y vi a otro ángel poderoso descendiendo
del cielo, envuelto en una nube y con el arco iris sobre su cabeza y su
rostro era como el sol y sus piernas como columnas de fuego".
San
Juan ve a San Gabriel
"descender" del cielo, lo cual nos indica que ya está en la tierra, a
diferencia de lo que nos había dicho al comienzo del Cap. IV:
"1. Después de esto tuve una visión y he aquí
una puerta abierta en el cielo, y la voz, la primera que yo había oído, como de
trompeta hablar conmigo, dijo: “Sube acá y te mostraré lo que debe suceder
después de esto”.
2. Al instante fui en espíritu y he
aquí un trono puesto en el cielo y Uno Sedente en el trono…".
Bien. Esto en cuanto a la división, pero ahora será preciso saber si los tiempos corresponden a los de la
Septuagésima Semana y a los del Discurso Parusíaco, es decir, si están separados
por "La abominación de la desolación en el Lugar Santo", o sea, por
el Anticristo profanando el Templo de Jerusalén.
La respuesta es afirmativa y la prueba sencilla.
El Capítulo IX nos había dejado tras la sexta trompeta, lo cual se
corrobora por lo que le dice el ángel a San Juan en X, 7:
"… en los días de la voz del séptimo ángel, cuándo él vaya a tocar la trompeta, el misterio de
Dios quedará consumado según la buena nueva que Él anunció a sus siervos los
profetas".
Estamos, pues, entre
la sexta y séptima trompeta, pero ¿cómo saber cuándo tiene lugar el toque de la
sexta trompeta?
Veamos:
Después del toque de
la cuarta trompeta aparece un águila diciendo:
IX, 13: "¡Y vi y oí un águila
volando por medio del cielo que decía con gran voz: “Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, a causa de los restantes
toques de la trompeta de los tres ángeles que están por tocar!”.
Y luego de la quinta
Trompeta el Profeta dice (IX, 12):
"El primer ay pasó; ved que después de esto
vienen aún dos ayes".
Con lo cual sabemos
que la quinta, sexta y séptima trompeta coinciden con el primer, segundo y
tercer "ay" respectivamente.
Ahora bien, en el Capítulo XI se narra la prédica de los
dos Testigos y luego su muerte a manos de la Bestia, seguida de la resurrección
y posterior asunción. Todo ésto, tres días y medio después de la toma de
Jerusalén a manos del Anticristo.
Después de narrar la
asunción, el terremoto y la conversión de los presentes, el Vidente dice:
14. El segunda ay pasó; ved que el tercer ay viene pronto.
Es decir, el segundo "ay", que coincide cronológicamente[1] con la sexta trompeta, tuvo lugar tres
días y medio después de la abominación de la desolación en el Lugar Santo.
Y vemos así, en el
Apocalipsis, la misma estructura que
la profecía de las LXX Semanas y que el Discurso Parusíaco, lo cual confirma
nuestra tesis de un desarrollo cada vez más detallado de la Septuagésima Semana
en ambas profecías y de ahí la importancia única de las LXX Semanas para
comprender las otras dos.
Así, pues, la primera serie de visiones del
Apocalipsis tiene lugar en el cielo y describe lo que sucede en la primera
mitad de la Septuagésima Semana, terminando con la abominación de la desolación
en el Lugar Santo, mientras que las
visiones en la tierra narran lo que sucede después del toque de la sexta
trompeta, a saber, la séptima trompeta que dará comienzo a las siete copas, la
caída de Babilonia, y la destrucción de las dos Bestias en la batalla del
Armagedón[2].
Notemos además la
siguiente coincidencia: el título de
Cristo en la Iglesia de Filadelfia se encuentra en las visiones en el cielo, es
decir en la primera mitad de la Septuagésima Semana ya que corresponde al
pedido de venganza de los Mártires del Quinto Sello, mientras que el título de
Nuestro Señor en Laodicea se encuentra en la segunda mitad debido a que se trata de una visión en la
tierra y relacionada con la destrucción de las dos Bestias.
En ambos casos, los títulos de Nuestro Señor corresponden
a su función de Juez.
Para terminar, veamos la siguiente curiosidad: tras la batalla de
Armagedón siguen dos grandes grupos de visiones:
I)
Cap. XX:
1) Encadenamiento
de Satanás y su posterior soltura (vv. 1-10), la cual visión tiene
lugar en la tierra.
2) Juicio
final (vv. 11-15) que parece ser vista desde el cielo o por lo menos
"desde el trono"[3].
II)
Cap. XXI-XXII, 9:
1) Visión del descendimiento
de la Jerusalén Celeste (XXI, 1-8). Desde la tierra,
obviamente.
2) Descripción
del interior de la Jerusalén Celeste (XXI, 9-XX, 9), "desde un
monte grande y alto" (XXI, 10).
Hasta aquí nuestra segunda división estructural del
Apocalipsis enfocada en la parte más importante de la profecía: los Capítulos
IV y ss. Todo está dirigido hacia la Septuagésima Semana de Daniel y
a los dos grandes grupos de Mártires: los del Quinto Sello y los
del Anticristo.
Siguen a continuación las respuestas a algunas
objeciones que hemos dejado para la tercera parte.
Vale!
[1] Parecería que el
pasaje del cap. XI no identifica el segundo ay (sexta trompeta) con el terremoto
sino que simplemente nos indica que tras los sucesos del cap. XI la
sexta trompeta ya tuvo lugar.
[2] Hay dos
excepciones en cada caso:
1) En las
visiones en el cielo San Juan
contempla, al abrirse el sexto sello, el oscurecimiento del sol, el
enrojecimiento de la luna y la caída de las estrellas, más el temor de las
gentes, todo lo cual corresponde al Juicio
de las Naciones, y tiene lugar durante los cuarenta y cinco días
posteriores a la destrucción de las dos Bestias, y luego ve a los Mártires del Anticristo "los que
vienen de la tribulación, la grande" (VII,
9-16). Pero estas dos visiones "fuera de lugar" se entienden por
estar relacionados con el sexto sello (sobre esto será mejor volver más a
propósito en otra ocasión).
2) A su
vez las visiones en la tierra tienen también sus dos excepciones: por un lado
en el Cap. XI se habla del tiempo de la prédica de los dos Testigos (vv.
1-7) que coincide con la primera mitad, pero esto se trae como mera
introducción y resumen para meternos de lleno en donde habían cesado las
visiones en el cielo, es decir en la sexta trompeta (2 Ay), y por el otro lado
en el Cap. XIV, 14 ss. donde se habla, una vez más, del Juicio de las Naciones.
Sin embargo sobre el Juicio de las Naciones debemos
observar dos cosas aún: primero que
es posterior a la Septuagésima Semana ya que ésta termina con la destrucción de
las dos Bestias, y en segundo lugar
que esta visión se tiene en dos oportunidades: una en el cielo y otra en la
tierra.
[3] Parecida a las
visiones de los Capítulos IV-V.