lunes, 7 de abril de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XXI, 4-5

 4. y borrará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será ya, ni luto, ni grito, ni dolor será ya, porque las cosas primeras se fueron”. 

Concordancias: 

Ἐξαλείψει πᾶν δάκρυον ἐκ τῶν ὀφθαλμῶν αὐτῶν (borrará toda lágrima de sus ojos): cfr. Is. XXV, 8; Mt. V, 5; Apoc. VII, 17. 

θάνατος (la muerte): cfr. Apoc. I, 18; IX, 6 (?); XX, 13.14 (muerte y hades); II, 11; XX, 6; XXI, 8 (segunda muerte); II, 23; VI, 8; XVIII, 8 (?) (peste); II, 10; XII, 11; XIII, 3.12 (muerte).

 Πένθος (luto): cfr. Sant. IV, 9; Apoc. XVIII, 7-8. Ver Lc. VI, 25; Apoc XVIII, 11.15.19.

 Κραυγὴ (grito): Hápax en el Apoc. Ver Mt. XXV, 6.

 Πόνος (dolor): cfr. Apoc. XVI, 10-11.

 Τὰ πρῶτα ἀπῆλθα (las primeras cosas se fueron): cfr. Mt. V, 18; Mt. XXIV, 34-35; Mc. XIII, 30-31; Lc. XVI, 17; XXI, 32-33; I Cor. VII, 29; II Ped. III, 10; Apoc. XXI, 1. Ver Apoc. IX, 12; X, 9; XI, 14; XII, 17; XVI, 2; XVIII, 14.

 

 Citas Bíblicas:

 Para la Jerusalén Celeste:

 Apoc VII, 14-17: “Y le dije: “Señor mío, tú sabes”. Y me dijo: “Estos son los que vienen de la tribulación, la grande; y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero”. A causa de esto, están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su santuario y el sentado sobre el trono tenderá su tabernáculo sobre ellos. No tendrán hambre ya, ni tendrán sed ya ni caerá sobre ellos el sol ni ardor alguno. Porque el Cordero, el (que está) en medio del trono los apacentará y los guiará a fuentes de aguas vivas y borrará Dios toda lágrima de sus ojos”.

 Cf. Mt. V, 4.

 Para la Jerusalén Terrena:

 Is. XXV, 8: “Destruirá la muerte para siempre. Enjugará Jehová el Señor las lágrimas de todos los rostros, y de toda la tierra quitará el oprobio de su pueblo. Pues Jehová ha hablado”.

 Is. XXXV, 10: “Y los rescatados de Jehová volverán; vendrán a Sión cantando; y regocijo eterno coronará sus cabezas. Alegría y gozo será su suerte, y huirán el dolor y el llanto”.

 Is. LXV, 16-19: “Quienquiera se bendijere en la tierra, se bendecirá en el Dios Amén y quien jurare en la tierra, jurará por el Dios Amén, porque las angustias pasadas quedarán olvidadas no estarán más ante mis ojos. Porque he aquí que voy a crear nuevos cielos y nueva tierra; de las cosas anteriores no se hará más mención, ni habrá recuerdo de ellas. Alegraos y regocijaos eternamente por lo que voy a crear; porque he aquí que voy a crear a Jerusalén (para que sea) alegría y a su pueblo (para que sea un) gozo. Me regocijaré en Jerusalén, y hallaré mi gozo en mi pueblo; y no se oirá más en ella voz de llanto ni de lamento”.

  

Comentario:

miércoles, 2 de abril de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XXI, 3

 3. Y oí una voz grande desde el trono que decía: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres y fijará su tabernáculo con ellos y ellos sus pueblos serán, y Él “el Dios con ellos” será 

Concordancias:

 ἤκουσα (): cfr. Apoc. I, 3.10; II, 7.11.17.29; III, 3.6.13.20.22; IV, 1; V, 11.13; VI, 1.3.5-7; VII, 4; VIII, 13; IX, 13.16; X, 4.8; XII, 10; XIII, 9; XIV, 2.13; XVI, 1.5.7; XVIII, 4; XIX, 1.6; XXII, 8.17-18. Ver Apoc. IX, 20; XI, 12; XVIII, 22-23.

 Φωνῆς μεγάλης (voz grande): cfr. Apoc. I, 10; V, 2.12; VII, 2; VIII, 13; X, 3; XI, 12; XII, 10; XIV, 7.9.15.18; XVI, 1.17; XIX, 1.17. Ver Apoc. I, 12; IV, 1; XI, 15.

 Θρόνου (trono): cfr. Mt. V, 34; XXIII, 22; Hech. VII, 49; Heb. IV, 16; VIII, 1; XII, 2; Apoc. I, 4; III, 21; IV, 2-6.9-10; V, 1.6-7.11.13; VI, 16; VII, 9-11.15.17; VIII, 3; XI, 16; XII, 5; XIV, 3; XVI, 17; XIX, 4-5; XX, 11-12; XXI, 5; XXII, 1.3. Ver Apoc. II, 13; XIII, 2; XVI, 10.

 Σκηνώσει (fijará su tabernáculo): cfr. Jn. I, 14; Apoc. VII, 15; XII, 12; XIII, 6. Ver Apoc. XVIII, 20 donde los que tienden los tabernáculos en los cielos parecen identificarse con los Santos, Apóstoles y Profetas.

 λαοὶ (pueblos): cfr. Mt. I, 21; II, 6; Lc. I, 17.68.77; Apoc. V, 9; VII, 9; X, 11; XI, 9; XIII, 7; XIV, 6; XVII, 4.15.

  

Citas Bíblicas:

 Jn. XVII, 24: “Quiero que estén conmigo en donde Yo esté, para que vean la gloria mía, que Tú me diste”.

 

 Comentario:

 Straubinger: “La morada de Dios entre los hombres: Algunos suponen a este respecto que la substancia de los elementos adquirirá nuevas cualidades convenientes y relativas a nuestros cuerpos inmortales. Otros observan que en esta consumación definitiva de los misterios de Dios seremos en realidad nosotros, y no las cosas eternas, los que nos transformaremos, como "nueva creación" (II Cor. V, 17; Gál. VI, 15) y asumiremos como tales esa vida divina. Desde ahora la poseemos por la gracia, pero entonces la disfrutaremos plenamente con lo que se ha llamado el lumen gloriæ. Porque esa vida eterna, sin fin, tampoco tuvo principio y nosotros fuimos, desde la eternidad, elegidos para poseerla gracias a Cristo (ver Ef. I, 1 ss y notas) y con Él y en Él como los sarmientos en la vid (Jn. XV, 1 ss.), como los miembros en la cabeza (Col. I, 19). ¿No es ésta la Jerusalén "nuestra madre" de que habla el Apóstol en Gál. IV, 26? ¿No es este el Tabernáculo "que hizo Dios y no el hombre" (Hebr. VIII, 2), "el mismo cielo" donde entró Jesús (Hebr. IX, 24), "la ciudad de fundamentos cuyo artífice y autor es Dios" a la cual aspiraba Abrahán (Hebr. XI, 10), "la ciudad del Dios vivo, Jerusalén celeste" a la cual convoca San Pablo a todos los hebreos (Hebr. XII, 22)? Ella viene aún como novia, no obstante haberse anunciado desde XIX, 6 ss las Bodas del Cordero. ¿Encierra esto tal vez un nuevo misterio de unidad total, en que habrán de fundirse las bodas de Cristo con la Iglesia y las bodas de Jehová con Israel? (Ver XIX, 9 y nota). He aquí ciertamente el punto más avanzado, donde se detiene toda investigación escatológica y que esconde la clave de los misterios quizá postapocalípticos del Cantar de los Cantares (ver nuestra introducción a ese Libro).