14. Y los ejércitos, los (que están) en el cielo, le seguían en caballos blancos, vestidos de lino fino blanco, puro.
Concordancias:
Στρατεύματα (ejércitos): cfr. Mt. XXII, 7; Apoc. XIX, 19. Ver Apoc. IX, 16.
οὐρανῷ (cielo): cfr. Mt. V, 34; XXIII, 21-22; Hech. VII, 49; Apoc. III, 12; IV, 2; V, 3.13; VIII, 1; X, 1.4-6.8; XI, 12-13.15.19; XII, 1.3.7-8.10.12; XIII, 6; XIV, 2.13.17; XV, 1.5; XVI, 11.21; XVIII, 1.4-5.20; XIX, 1; XX, 1.9.11; XXI, 2.10.
Ἠκολούθει (seguían): cfr. Mt. XIX, 27-29; Jn. X, 1-18; Apoc. VI, 8; XIV, 4.8.9.13 (Mártires del Anticristo). Ver Apoc. III, 4; VII, 17.
Ἵππος (caballo): cfr. Apoc. VI, 4-5.8; VI, 2; IX, 7.9.17.19; XIV, 20; XVIII, 13; XIX,11.18-19.21.
Λευκός (blanco): cfr. Apoc. I, 14; II, 17; III, 4-5.18; IV, 4; VI, 2.11; VII, 9.13; XIV, 14; XIX, 11; XX, 11.
Ἵππος λευκός (caballo blanco): cfr. Apoc. VI, 2; XIX, 11.
Ἐνδεδυμένοι (vestidos): cfr. Mt. XXII, 11; Rom. XIII, 12.14; I Cor. XV, 53-54; Gal. III, 27; Ef. IV, 24; VI, 11.14; Col. III, 10.12; I Tes. V, 8; Apoc. I, 13; XV, 6. En Apoc. III, 5, etc. se usa περιβαλεῖται con el mismo significado de “vestido”.
Βύσσινον (lino fino): cfr. Apoc. XVIII, 12.16 (Babilonia); XIX, 14 XIX, 8 (mártires del Anticristo).
Καθαρὸν (puro): cfr. Apoc. XV, 6 (ángeles con las copas); XIX, 8 (mártires del Anticristo); XXI, 18.21 (Jerusalén Celeste).
Notas Lingüísticas:
Iglesias: “Revestidos: la concordancia lit. es defectuosa: en griego, ejércitos es vocablo neutro, mientras que revestidos es masculino. No se trata, pues, de los astros, “ejércitos” de Jehováh en el A.T., sino de personas”.
Citas Bíblicas:
Mt. XXVI, 52-53: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que empuñan la espada, perecerán a espada. ¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y me dará al punto más de doce legiones de ángeles?”.
Comentario:
Puesto que esta escena no se identifica con la Parusía, no es posible que los santos resuciten aquí. Si ha de haber santos, parecerían ser los Mártires del quinto Sello y del Anticristo (ver Apoc. II, 27; Sab. III, 7). A menos que la cita de XVII, 14 se refiera a los 144.000 sellados del capítulo XIV que son contra los cuales va a luchar el Anticristo.
Straubinger: “Los ejércitos del cielo son los ángeles (Mt. XXV, 31; XXVI, 53; II Tes. I, 7) y sin duda también, como observa Pirot, los santos (XVII, 14) resucitados al efecto (I Tes. IV, 16 s.; Jud. 14)”.
Allo: “Sobre el “ejército del cielo”, cfr. XII, 7, los ángeles de Miguel”.
Crampon: “Los ejércitos del cielo, los ángeles (Mt. XXV, 31; II Tes. I, 7), lo siguen para ser testigos de su victoria. Los caballos blancos figuran el triunfo; el lino fino, blanco y puro, la santidad (v. 8)”.
Gelin: “Los ejércitos que descienden del cielo acompañando al Mesías son los de los ángeles (Swete; cf. las doce legiones de ángeles de Mt. XXVI, 53). Sin duda también son los de los santos del cielo (cf. XVII, 14). Todos, al igual que el Mesías, cabalgan caballos blancos y se han vestido este vestido blanco que es común, según la Ascensión de Isaías IX, 7, a “todos los justos desde el tiempo de Adán”.
Wikenhauser: “El Mesías cabalga al frente de las milicias del cielo, todas las cuales montan a su vez caballos blancos. Sería difícil precisar si tales milicias están constituidas por ángeles o por bienaventurados (especialmente mártires), o por unos y otros a la vez. Que en la Parusía el Mesías se presentará acompañado de ángeles, es tema frecuente (II Tes. I, 7 s; Mc. XIII, 27 par; Mt. XXV, 31). Entre los primeros cristianos existe la creencia de que también los santos tomarán parte en el juicio (I Cor. VI, 2; cf. Sab. III, 8), y Ap. XVII, 14 afirma que, cuando vence a los diez reyes, el Cordero lleva en su escolta a los bienaventurados”.
Fillion: “Et excercitus… El Verbo de Dios no avanza solo sobre el campo de batalla; tiene, como en el Salmo CIX, 3 una valerosa armada bajo sus órdenes. Aquí, son guerreros celestes (qui… in coelo…), los ángeles, que cabalgan, de la misma manera in equis albis”.
Fillion: “Vestiti byssino, el color de los ángeles y de los santos. Comp. los vv. 8; IV, 4, etc. Esta blancura contrasta con las vestimentas de Cristo, todas salpicadas de sangre”.
Bartina: “¿Quiénes integran esos ejércitos celestes? Algunos expositores ven a innumerables ángeles que van con Cristo, porque en otros pasajes bíblicos se habla de las legiones angélicas que obedecen a Cristo (Mt. XIII, 41; XXIV, 31; XXVI, 53) y de la presencia de ángeles en la parusía (II Tes. I, 7-8; Mc. XIII, 27; Mt. XXV, 31). Sin embargo, parece que los ejércitos que se enfrentan han de ser del mismo género. El ejército contrario es de hombres. Siendo las dos Bestias humanas, parece que es más conveniente que sean vencidas por humanos. Al Dragón le encadenará un ángel, como se dirá expresamente (XX, 1-3). Los santos que triunfaron de los enemigos de la Iglesia van siempre vestidos de blanco (III, 4; VI, 11; VII, 9.14); los santos pelearán con Cristo contra los reyes enemigos y los vencerán (XVII, 14); los santos juzgan a los enemigos de la Iglesia (I Cor. VI, 2; Sab. III, 8). Parece más conforme, pues, considerar esa gran parada militar como un desfile imperial de los santos o cristianos que van a vencer totalmente a las Bestias”.
Alápide: “Y los ejércitos, los (que están) en el cielo (de los ángeles y los santos), le seguían, no como soldados que pelean por Él, sino como compañeros y espectadores de su lucha y victoria. Sólo Cristo tuvo parte en esta guerra, y de ahí que de Él se diga en el v. 21: “Fueron muertos con la espada del que montaba el caballo, la que salía de su boca”. De aquí igualmente que de Cristo se diga únicamente que tiene el vestido salpicado en sangre; en cambio, los demás jinetes eran sus compañeros “vestidos de lino fino blanco, puro”, el cual vestido es un símbolo tanto de la pureza e inocencia, como de la felicidad, la gloria y el triunfo”.
Swete: “Mientras su Capitán está vestido con una vestimenta salpicada con sangre, los ángeles lo están con vestidos de lino blanco puro”.
Ribera: “Por ejércitos del cielo se entiende siempre a los ángeles, como cuando se dice “Señor de los ejércitos”, y Lc. II, 13: “Y de repente vino a unirse al ángel una multitud del ejército del cielo, que se puso a alabar a Dios, etc.”.
Ribera: “Vestidos de lino fino blanco, puro: el lino fino indica la santidad e inocencia de los ángeles, como de los santos habla en este mismo capítulo, v. 8: el lino fino, las justicias de los santos son”.