17b. Y todo piloto y todo el que a lugar navega y marineros y cuantos el mar trabajan, desde lejos, se pusieron de pie,
Concordancias:
Κυβερνήτης (piloto): Hápax en el Apocalipsis. Ver Hech. XXVII, 11.
Τόπον (lugar): cfr. Apoc. VI, 14; XII, 6.8.14; XVI, 16; XX, 11.
Πλέων (navega): Hápax en el Apocalipsis. cfr. Lc. VIII, 23; Hech. XXI, 3; XXVII, 2.6.24.
Ναῦται (marineros): Hápax en el Apocalipsis. Ver Hech. XXVII, 27.30.
ὅσα (cuanto): cfr. Apoc. I, 2; II, 24; III, 19; XIII, 15; XVIII, 7; XXI, 16.
θάλασσαν (mar): cfr. Apoc. IV, 6; V, 13; VII, 1-3; VIII, 8-9; X, 2.5-6.8; XII, 12.17; XIII, 1; XIV, 7; XV, 2; XVI, 3; XVIII, 19.21; XX, 8.13; XXI, 1.
Ἐργάζονται (trabajan): Hápax en el Apocalipsis. cfr. Mt. VII, 23; XXI, 28; XXV, 16; Jn. VI, 27-28.30; Sant. I, 20.
Ἀπὸ μακρόθεν ἔστησαν (desde lejos, se pusieron de pie): cfr. Apoc. XVIII, 10 (reyes de la tierra).15 (mercaderes de la tierra). Ver Job II, 12.
ἔστησαν (se pusieron de pie): cfr. Apoc. III, 20; V, 6; VI, 17; VII, 1.9.11; VIII, 2.3; X, 5.8; XI, 4.11; XII, 4.17; XIV, 1; XV, 2; XVIII, 10.15; XIX, 17; XX, 12.
Concordancias:
Ez. XXVII, 28: “Al estruendo de los gritos de tus pilotos se estremecerán las playas, y todos los que manejan el remo, bajarán de sus naves; los marineros y todos los pilotos del mar, saltarán a tierra…”.
Comentario:
Allo: “ὁ ἐπὶ τόπον πλέων (el que a lugar navega): se dice de las naves de cabotaje; los que “trabajan el mar”, expresión muy poética, deben ser los marinos que hacen largos viajes”.
Gelin: “La expresión trabajar el mar, paralela a trabajar la tierra, significa: ganarse la vida cumpliendo el oficio de marinero”.
Bartina: “Toda la gradación de dignidades de la marina se lamenta por igual. Primero el timonel (κυβερνήτης), que equivalía al capitán de nuestros buques, porque él conocía el secreto de las singladuras, los rumbos y las estrellas. Luego, todo el que navega según su puesto (πᾶς ὁ ἐπὶ τόπον πλέων). Esta expresión obscura se ha interpretado de diversas maneras (…) la solución mejor parece ser la siguiente. Ezequiel, en su segundo oráculo contra Tiro, en cuya forma se inspira este pasaje apocalíptico, señala cuatro clases de jefes marinos (…) y sus nombres corresponden al sitio de la nave en que están, de los cuales son a modo de intendentes (Ez. XXVII, 28-29). Además, τόπον puede referirse a un lugar o sector preciso de la nave[1]. Se indica, pues, con las palabras todo el que navegaba según su puesto o rango a las diversas gradaciones de la oficialidad hasta llegar a la tripulación (ναῦται). A estos se añaden todavía los que trabajan en el mar (ὅσοι τὴν θάλασσαν ἐργάζονται), como pescadores y cargadores[2].
Fillion: “Lamentación de los navegantes y marinos. Unen sus llantos al de los mercaderes, que eran como “sus aliados naturales”.
Caballero Sánchez: “El texto los enumera en escala
descendente: “piloto” o capitán de la nave; navegante en su sitio o maestre a bordo; marineros aptos para todo trabajo náutico, y los que trabajan la mar, fatigándola con sus remos, o sea, los simples
remeros…
Nos parece arriesgado
pensar con los “sabios” que “todo
navegante en su puesto” se refiere a navegación costanera, mientras que “los que trabajan la mar” se dice de los
marineros de largas travesías o de los pescadores que sacan del mar su
sustento. En el simbolismo del texto, nada tiene que hacer la distinción entre
la navegación costanera y la transoceánica. Se trata de categorías de
personas pertenecientes al arte náutico y que sirven en la “nave” cada una en
su orden: Jefes, capataces, marineros y remeros”.
18. y clamaban viendo el humo de su incendio, diciendo: “¿Quién semejante a la ciudad, la grande?”.
Concordancias:
Ἔκραζον (clamaban): cfr. Apoc. VI, 10; VII, 2.10; X, 3; XII, 2; XIV, 15; XVIII, 2.19; XIX, 17.
Βλέποντες (viendo): cfr. Apoc. I, 11-12; III, 18; V, 3-4; IX, 20; XI, 9; XVI, 15; XVII, 8; XVIII, 9; XXII, 8.
Καπνὸν (humo): cfr. Hech. II, 19. Apoc. VIII, 4; IX, 2-3.17-18; XIV, 11; XV, 8; XVIII, 9; XIX, 3.
Πυρώσεως (incendio): cfr. Apoc. XVIII, 9. Ver I Ped. IV, 12.
ὁμοία (semejante): cfr. Apoc. I, 13.15; II, 18; IV, 3.6-7; IX, 7.10.19; XI, 1; XIII, 2.4.11; XIV, 14; XXI, 11.18.
Ἡ πόλις (la ciudad): cfr. Mt. IV, 5; XXI, 10.18; XXII, 7; XXVI, 18; XXVII, 53; XXVIII, 11; Mc. XI, 19; XIV, 13.16; Lc. XIX, 41; XXII, 10; XXIII, 19; XXIV, 49; Jn. XIX, 20; Hech. IV, 27; VII, 58; XII, 10; XXI, 29-30; XXII, 3; XXIV, 12; Apoc. III, 12; XI, 2.8.13; XIV, 20; XVI, 19; XVII, 18; XVIII, 10.16.19.21; XX, 9; XXI, 2.10.14-16.18-19.21.23; XXII, 14.19. Ver Heb. XI, 10.16; XII, 22; XIII, 14.
Ἡ πόλις ἡ μεγάλη (la ciudad, la grande): cfr. Apoc. XI, 8; XVI, 19; VII, 18; XVIII, 10.16.19.21. Ver Apoc. XIV, 8; XVII, 5; XVIII, 2.
Τίς ὁμοία τῇ πόλει τῇ μεγάλῃ (¿quién como la ciudad, la grande?): cfr. Ex. XV, 11; Sal. LXX, 19; LXXXVIII, 9; Apoc. XIII, 4.
Concordancias:
Ez. XXVII, 32: “En su dolor entonarán sobre ti una elegía cantando de ti: “¿Quién como Tiro? ¿Quién como la que (ahora) yace silenciosa en medio del mar?”.
Comentario:
Caballero Sánchez, después de citar Ez. XXVII, dice: “Espléndida
página de poesía”, dicen los “sabios”, sin más intención profética que la de
presentar a Nabucodonosor como instrumento fiel de la justicia divina contra
Tiro… aunque Tiro resistió trece años de sitio y los caldeos no pudieron ni
tomarla ni destruirla.- De modo análogo, la imaginación de Juan copiando a Ezequiel,
forjó otra elegía, pero carente de vuelo poético, para anunciar el futuro castigo
providencial de la Roma cesárea de Nerón, elegía en la cual la hiperbólica
dramatización nada tiene que ver con la realidad histórica…”.