miércoles, 22 de noviembre de 2023

Algunas notas a Apocalipsis XVI, 4

   4. Y el tercero derramó su copa en los ríos y en las fuentes de las aguas y se volvió sangre. 

Concordancias: 

ἐξέχεεν (derramó): cfr. Mt. XXIII, 35; Lc. XI, 50; Hech. XXII, 20; Jud. I, 11; Apoc. XVI, 1-3.6.8.10.12.17. 

Φιάλην (copa): cfr. Apoc. V, 8; XV, 7; XVI, 1-3.8.10.12.17; XVII, 1; XXI, 9. 

No confundir con: 

Ποτήριον (cáliz): cfr. Apoc. XIV, 10; XVI, 19; XVII, 4; XVIII, 6. 

Ποταμοὺς (ríos): cfr. Mt. VII, 25.27; Lc. VI, 48-49; Apoc. VIII, 10; IX, 14; XII, 15-16; XVI, 12; XII, 1-2. 

πηγὰς (fuentes): cfr. Mc. V, 29; Jn. IV, 6.14; II Ped. II, 17; Apoc. VII, 17; VIII, 10; XIV, 7; XXI, 6. 

ὑδάτων (de aguas): cfr. Sal. XXXV, 9-10; Jn. IV, 14; Apoc. VII, 17; VIII, 10-11; XI, 6; XIV, 7; XVI, 5.12; XXI, 6; XII, 1.17. Ver Apoc. I, 5; XII, 15; XIV, 2; XVII, 1.15; XIX, 6. 

Αἵματι (sangre): cfr. Apoc. I, 5; V, 9; VI, 10.12; VII, 14; VIII, 7-8; XI, 6; XII, 11; XIV, 20; XVI, 3.6; XVII, 6; XVIII, 24; XIX, 2.13. 

 

Citas Bíblicas: 

Éx. VII, 20-24: “Hicieron Moisés y Aarón como les había mandado Jehová: Levantó (Aarón) la vara y golpeó las aguas en presencia del Faraón y de sus servidores, y se convirtieron todas las aguas del río en sangre. Los peces que había en el río murieron, quedó apestado el río y los egipcios no podían beber las aguas del río; y hubo sangre en todo el país de Egipto. Pero lo mismo hicieron los magos de Egipto con sus encantamientos; por lo cual se endureció el corazón del Faraón y no los escuchó, como había dicho Jehová. Luego se volvió el Faraón y se retiró a su palacio sin hacer caso de estas cosas. Y todos los egipcios cavaron en los alrededores del río para hallar agua potable, porque no podían beber las aguas del río”. 

 

Comentario: 

Notar que en las Trompetas sólo (un tercio de) el Mar se vuelve sangre, y luego los ríos y las fuentes de aguas se vuelven amargas por el Ajenjo, mientras que aquí tanto el Mar como los ríos y fuentes de aguas se vuelven sangre. 

Bartina: “Con extrema sobriedad se describe esta tercera plaga. Se supone conocida la narración de las de Egipto, lo que se ha dicho en otros septenarios de mismo Apocalipsis y lo que acaba de narrarse en el versículo anterior. Este es su prolongación. Así como el Nilo, sus brazos y canales se convirtieron en sangre (Ex. VII, 14-25; Sal. LXXVII, 44), así ahora las aguas dulces de la tierra”. 

Bartina: “Las fuentes de las aguas (τὰς πηγὰς τῶν ὑδάτων) es un hebraísmo por aguas manantes, es decir, manantiales de aguas dulces”. 

Alápide: “Así como en Egipto bajo el Faraón, toda agua fue transformada en sangre por Moisés y murieron todos los peces, así en el fin del mundo, en todo el universo, todos los mares y ríos se convertirán en sangre, y todos los peces morirán. Lo que antiguamente sucedió en Egipto fue un tipo y preludio de lo que sucederá en el fin del mundo. Sin embargo, así como el cambio en Egipto no duró sino ocho días, a fin de que los hombres no perecieran de sed, así parece igualmente que no durará mucho está conversión, para que no perezcan todos, sino que después de algún tiempo se le restituirán al mar y a los ríos su naturaleza, color y sabor, como sucedió en Egipto. Es probable que esta plaga de las aguas no lastime a los fieles, de la misma forma que no dañó a los hebreos en Egipto; esta plaga será derramada sobre los impíos, para vengar la sangre de los Santos que derramarán los impíos en aquel tiempo. En lo que respecta a los peces, no es necesario resucitarlos, ya que el mundo terminará en poco tiempo y tal vez no faltarán peces en los estanques, lagunas y vivares, ya que de estas aguas no dice el texto que se conviertan en sangre. Así explica el P. Lesio, lib. XIII De Perfectionibus divinis, cap. XVIII”. 

Swete: “El derramamiento sobre las fuentes previene cualquier medida parecida a la que tomaron los egipcios para sortear los efectos de la plaga (Ex. VII, 24)”. 

Ribera: “Estas cosas sucederán tal como suenan, pero no al mismo tiempo sino poco a poco, como las plagas de Egipto”.