En la sesión 24 los judíos plantearon las seis condiciones que debía reunir el Mesías, a las cuales siguieron las réplicas y contrarréplicas[1].
1) Condición de los Rabinos:
El Mesías había de acabar con la cautividad y reunir y establecer a todos los israelitas en la tierra de promisión (Deut. XXX, 1-5; Ez. XXVIII, 25-26; XXXVII, 25; XXXIX, 28.29; Jer. XVI, 14-15, etc.).
Respuesta de Jerónimo:
Los textos alegados (Deut. XXX, 1-5; Ez. XXVIII) se cumplieron en el segundo templo con la vuelta de la cautividad de Babilonia; en él tuvieron los judíos mayor bienes que en el primero, como consta por Ag. II, 7-10; por el mismo Ageo consta que ese segundo templo será el último, puesto que en el v. 10 la llama “casa postrera” o última, cosa que confirma con una cita talmúdica del Tratado Sukka:
“Dice rabí Esra: lo que Joel dijo en el cap. II (v. 20): “Alejaré de vosotros el aquilón”, fué dicho por el diablo que se oculta en el corazón del hombre; “le empujaré a una tierra seca, desierta y desolada” (Jl. II, 20), a un lugar donde no pueda hallar a nadie con quien combatir; “su rostro contra el mar oriental” (Jl. II, 20), que puso su rostro contra el primer santuario y lo destruyó, y mató a los sabios que había en él ; “y su extremidad junto al mar último” (Jl. II, 20), que puso su rostro contra el templo segundo y lo destruyó y mató a los sabios que en él había”. Llamando “mar último” al templo segundo, indica que no habrá otro templo después de él (ses. 26)”.
1) Deut. XXX, 1-5 no se cumplió en la vuelta de Babilonia:
a) Porque, según Deut. XXX, 3, habían de volver los judíos dispersos de muchas naciones, y entonces sólo volvieron de la tierra de Babilonia.
b) Deut. XXX, 5, dice que poseerán la tierra y no la poseyeron con el segundo templo, pues siempre estuvieron sometidos a los reyes griegos y emperadores romanos.
c) Según Deut. XXX, 5, serán más numerosos que antes y gozarán de mayor bendición, cosa que tampoco sucedió durante el templo segundo.
2) Sobre el Templo de Ageo:
a) En tiempos de Jesucristo no fue su gloria sino su destrucción, y nunca hubo paz en Jerusalén sino guerras hasta su destrucción el año 70; el deseo de las naciones es el dinero que Alejandro Magno donó para edificar el Templo (¿?).
b) “Último” en el texto de Ageo, no es necesario que sea en sentido absoluto sino en relación al primero, o también se puede entender no del templo sino de la gloria, en cuanto que su gloria fue mayor al final (bajo Herodes) que al comienzo de su edificación.
3) Tampoco se cumplió en la vuelta de Babilonia lo que nos dice Ez. XXVIII,
25-26: “Vendrán de los pueblos en que estaban dispersos, y habitarán
seguros en su tierra cuando hubiere hecho justicia de cuantos le oprimieron”.
Contrarréplica de Jerónimo:
1) Respecto al Deut. XXX, 1-5:
a) Estaban dispersos no sólo en Babilonia, sino en otros muchos países, como consta por el Decreto de Ciro, Esd. I, 2-3, “Yahvé, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra”.
b) Poseyeron la tierra con independencia en tiempo de los Macabeos; además, el que uno pague tributo por alguna cosa no quiere decir que no la posea; de lo contrario, nadie poseería nada fuera del rey, ya que todos le pagan tributo.
c) Fueron más numerosos que los que salieron de Egipto, pues, sólo en la ruina de Jerusalén, perecieron 1.200.000 personas: el doble de las salidas de Egipto; y en tiempo de Herodes, sólo en una Pascua, se inmoló más de un millón de corderos pascuales, lo que da más de 10 millones de comensales; datos todos que constan por Josefo.
d) La mayor gloria del segundo templo fué el que durante él se verificase la redención del género humano: nada disminuye esa gloria el que los judíos fueron reprobados.
2) Respecto a la interpretación de Ag. II, 7-10:
a) Contradice al texto, ya que mayores riquezas tuvo el primer templo, mayor paz (III Reg. IV, 25), más cosas santas (el arca de la Alianza, etc.), que faltaron en el templo segundo, y mayor gloria era para el templo tener a Salomón como rey propio que a Alejandro como visitante. Por lo tanto, la gloria mayor del segundo templo fue la venida del Mesías.
3) Respecto a Ez. XXVIII, vale la respuesta al texto del Deut. XXX, 1-5 (1 y 2), añadiendo que por Ciro hizo Dios justicia de todos los opresores de Israel, como consta por Josefo, cumpliéndose entonces lo anunciado en el Sal. CXXXVI, 8-9.
Opinión del P. Pacios: