lunes, 17 de junio de 2019

Algunas Notas a Apocalipsis VII, 13-14


13. Y se dirigió uno de los Ancianos, diciéndome: “Estos, los vestidos de túnicas, las blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?”.

Notas Lingüísticas:

Zerwick: "ἀπεκρίθη: respondo. En hebreo también "tomar la palabra".


Citas Bíblicas:

Τίνες εἰσὶν καὶ πόθεν ἦλθον (¿quiénes son y de dónde han venido?): cfr. Jos. IX, 8.


Comentario:

Esta pregunta parece tener por finalidad la explicación de algún misterio importante. Cfr también Ez. XXXVII, 3 y Zac. IV, 2.

Jünemann: “Y respondió: A mi pregunta interior, a mi deseo de saber”.

Charles: "El ἦλθον (¿de dónde han venido?) no implica necesariamente que el número esté todavía completo. De aquí que οἱ ἐρχόμενοι en el versículo siguiente pueda ser tomado en su sentido natural "los que están viniendo".


14. Y le dije: “Señor mío, tú sabes”. Y me dijo: “Estos son los que vienen de la tribulación, la grande; y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero”.

Citas Bíblicas:

Ver Gen. XLIX, 11 y Ex. XIX, 14.


Notas Lingüísticas:

Iglesias: “Le dije: lit. le he dicho (tiempo verbal griego de perfecto por simple aoristo, como tiempo verbal de narración)”.


Comentario:


Sobre “la gran tribulación” cfr. la cita de Škrinjar S.I. en II, 22.

Esta "tribulación grande" es la persecución del Anticristo que no debe confundirse ni con la del quinto Sello (Apoc. VI, 9 ss; Mt. X, 17-22; Mc. XIII, 9-13) ni con la persecución de Satanás a la Mujer en su huída al desierto (Apoc. XII, 1 ss; Dan. XII, 1 ss).

Straubinger: “Sobre esta tribulación, véase las palabras de Jesús en su discurso escatológico (Mt. XXIV, 21). Cfr. Dan. XII, 1 y notas”.

Allo: "Tener muy en cuenta que ἐρχόμενοι (vienen) está en presente, y que si el autor hubiera querido hablar de un arribo que no fue continuado a sus ojos, hubiera escrito ἐλθόντες (han venido), puesto que usa fácilmente el participio aoristo".

Wikenhauser: “Los que van vestidos de blanco son, según oye del anciano, los que superaron con éxito la gran tribulación y poseen ahora la plena felicidad del cielo. La expresión “la gran tribulación” proviene de Daniel XII, 1: “Aquel será un tiempo de tribulación como no lo ha habido jamás desde que existe un pueblo” (Mc. XIII, 9); designa los duros y sangrientos días de persecución de la Iglesia, que preceden inmediatamente al juicio. El pasaje XIII, 7-10 la describe en detalles más precisos.

(…) Esta multitud innumerable está constituida, a juicio de la mayor parte de los comentaristas, por los mártires de la persecución. Sin duda, la interpretación es exacta. En todo caso el texto es explícito en decir que la muchedumbre vestida de blanco representa a los que provienen de la última gran tribulación, la que precede al juicio final. Son, sin lugar a duda, los mismos vencedores de que hablan las epístolas[1]. En ellos se centra todo el interés del escritor apocalíptico. Es preciso, por tanto, guardarse de tomar esta muchedumbre como símbolo de todos los salvados, de todos los elegidos que alcanzan su destino eterno, ni siquiera de los que lo alcanzan mediante el sacrificio…”.

Alápide: "En griego hay doble artículo: ἐκ τῆς θλίψεως τῆς μεγάλης, como si dijera: de aquella tribulación, aquella, digo, grande y célebre, de la cual habló Cristo en Mt. XXIV, 21: "Porque habrá entonces, grande tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora ni la habrá más. Y si aquellos días no fueren acortados, nadie se salvaría", esto es, ningún hombre se salvaría. Alude a la salida de los judíos de Egipto; en efecto, Egipto en hebreo es Misraim, esto es, tribulación, angustia, de la raíz tsara, esto es afligió, atribuló. Así los hebreos antes de Moisés fueron afligidos en Egipto, y liberados y conducidos por Moisés. Así como en los signados del v. 4 se aludió a las casas de los hebreos signadas con la sangre del cordero pascual, así aquí se alude con la misma palabra "tribulación", y "cordero", como si dijera: así como antes los hebreos estuvieron en gran tribulación bajo el Faraón, pero fueron signados y como lavados por la sangre del cordero pascual, por ella fueron librados por Moisés, así también aquí los fieles en el fin del mundo estarán en gran tribulación y tentación, tanto de la carne, del mundo y sobre todo del Anticristo; pero signados por la cruz y lavados en la sangre del Cordero, saldrán de ella y generosamente la superarán; incluso muchos morirán mártires, y por lo tanto se les darán estolas blancas y palmas, y serán conducidos ante el trono de Dios como vencedores. Nota esto: así como el frío del invierno da a luz los frutos del verano, así la tribulación presente da a luz las coronas eternas. Esto es lo que dice la Verdad eterna: "Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia porque de ellos es el reino de los cielos", Mt. V, 10".



[1] Pasaje extraño (aunque sobre el cual coincidimos, por supuesto), sobre todo teniendo en cuenta que el autor defiende la interpretación histórica de las siete cartas.