viernes, 25 de enero de 2019

Ezequiel, por Ramos García (XX de XXI)


APÉNDICE

Algunas notas críticas

Estudiado el punto fundamental de la exégesis al libro de Ezequiel, no queremos levantar la pluma sin hacer algunas observaciones críticas sobre ciertos puntos particulares.

1) Creemos con el autor que los 390 días en que Ezequiel se acuesta sobre su lado izquierdo (posición incómoda), representan los días de asedio de la ciudad, por obra de los caldeos, en castigo de los 390 años de apostasía de la casa de Israel (= Judá en Ez.). Pero ahí termina la acción simbólica. Cumplidos estos días, el profeta se acuesta de nuevo (mal “ancora”) normalmente, sobre su lado derecho. A retallar, pues, cuanto sigue: y llevarás la culpa de la casa de Judá cuarenta (Gr. 150) días; pues te doy un día por cada año (Ez. IV, 6), que es todo ello críticamente incierto (cf. Ez. IV, 9), implica un falso contraste entre Israel y Judá, y está fuera del contexto del asedio. Con esto huelgan todas las otras explicaciones forzadas que se dan al tiempo de los 390 días.

2) En Ez. VII, 11 se deja de traducir como imposible lo correspondiente a la Vulgata: non ex eis et non ex populo neque ex sonitu eorum, et non erit requies (l. “splendor”) in eis. A todo nuestro entender la frase se ha de traducir así: actum est de eis, actum est de (inutili) eorum multitudine, actum est de (vano) eorum tumultu; nihil praeclari est in eis. Y de ello tenemos un caso semejante en Dan. IX, 26: et post hebdomadas sexa- ginta duas excidetur (cf. Is. LIII, 8) Christus, et non erit sibi, i. e. et actum erit de eo, que sin razón suficiente se daba también por imosible.

3) En Ez. VIII, 17 ecce applicant ramum ad nares suas; (l. “ad nares meas”) sobre lo que tan peregrinas conjeturas se han formado, creemos que toda la dificultad estriba en no haber sospechado la significación metafórica cuasi proverbial de la expresión: Para irritar a una fiera recluida, solemos acercarle una verdasca a las narices. Cosa semejante hacían los perversos judíos con el Señor. En vez de aplacarle con el suave olor de sus piadosas ofrendas, le irritaban con los ritos idolátricos: acercaban la verdasca al rostro del Señor. ¿Qué mucho que se dé por irritado? Por eso prosigue en el verso 18: Ergo et Ego faciam in furore, etc.

4) La traducción, que se ha de dar a Ez. XI, 3, no nos parece cuestionable: “presto no se construirán casas”; ella (la ciudad) es la caldera y nosotros las carnes (a cocer en ella)” (cf. Ez. XXIV, 3 ss.), frases ambas de un sentido peyorativo e irónico, con que los malignos zaherían de ridículos a los profetas de la ruina nacional. A la primera frase el Señor no responde nada, porque aparte la ironía, es verdadera. Rectifica sólo la segunda, advirtiendo a los burladores quiénes son en realidad las carnes de la fatídica caldera, y que ellos no morirán cocidos en ella, como dicen por burla, pero caerán a filo de espada en las fronteras. Con esta interpretación, única que a nuestro juicio surge del texto y del contexto, huelgan tantas cavilaciones como se han hecho sobre el paso. No nos parece atinada la opinión del autor, al tomar en un sentido la caldera en Ez. XI, 3, y en otro en Ez. XXIV, 3.

5) Disintiendo del señor Spadafora, estoy con mi antiguo colega P. Bonaventura Marini, que el Daniel (sic), a quien Ezequiel nombra entre Noé y Job (Ez. XIV, 14.20) y supone conocido del rey de Tiro (Ez. XXIII, 3), no es el profeta Daniel, entonces jovencísimo[1], sino un antiguo patriarca célebre por su sabiduría, piedad y rectitud, que han comenzado a revelarnos las leyendas de Ugarit (Rash Shamra). Al profeta Ezequiel, que antes de ser un vidente del porvenir fué el paciente investigador del pasado, le era familiar el nombre de Daniel, lo mismo que el de Job, cuyas virtudes celebró en el libro de este nombre, según estas formales palabras del Sirácida (Ecco. XLIX, 8.9, Texto Hebreo):

Ezequiel vidit visionem
et nuntiavit species currus (la prof. de su nombre);
atque etiam celebravit Job,
sectatorem viarum justitiae (el libro de Job)[2].

Es sabido que Flavio Josefo (Ant. X, 5. 1) hacía al profeta Ezequiel autor de dos libros; y hoy se admite que el libro de Job es contemporáneo de la profecía de Ezequiel.

Nosotros, hace ya algunos años que sostuvimos la paternidad Ezequielina del Libro de Job en el mismo Ateneo Urbano donde enseña el P. Mariani y Mons. Garofalo, y alegábamos en confirmación el hecho verdaderamente sugestivo de que el padre de Ezequiel es un Buzí (Ez. I, 3) y un Buzí es también el padre de Elíu (Job, XXXII, 2), el fogoso joven que interviene en el final del diálogo de Job con sus amigos y que no sería otro que el autor del libro, Ezequiel, con el pseudónimo de Elíu[3].

6) Por lo que hace a Ez. XVI, 15, no vemos la necesidad de corregir el texto hebreo lo yehi que quiere decir literalmente sibi fuerit, para obtener el ut ejus fieres de la Vulg. o el “fosti sua” (fuiste suya) del autor. Bastaba anteponer mentalmente el relativo, que tantas veces se sobreentiende en la sintaxis hebraica, y tendríamos “un pasajero cualquiera”, ital. “ogni passante qualsiasi” (qui sibi fuerit). Es un modismo transparente.

7) La frase del verso siguiente, que tantos han renunciado a traducir y que se da por ininteligible lo… ba`oth welo yihye`h (Vulg. Sicut non est Factum neque futurum est), creemos que quiere decir: “y eso sin mediar señal, que ni aun la habrá”, con alusión al ramo seco u otro distintivo, que antiguamente se veía en la puerta, balcón o ventana de las casas de prostitución, de donde el nombre de rameras que se da a las prostitutas. La prostituta de que habla aquí Ez., aun de esa formalidad podía prescindir.





[1] Nota del Blog: En el mismo sentido Joüon: “Trois noms de personnages bibliques à la lumière des textes d’Ugarit (Ras Shamra)”, Biblica 19 (1938), pag. 280-285.

[2] Nota del Blog: Demos la traducción de la Biblia comentada por los profesores de Salamanca, publicado por la BAC, Tomo IV, 1962, p. 1294. La traducción del Eclesiástico estuvo a cargo de G. Pérez Rodríguez:

10. Ezequiel vio en visión la gloria, que el Señor le mostró sobre el carro de los querubines, 11. E hizo mención de Job, el profeta, que perseveró fiel en los caminos de la justicia.

[3] Nota del Blog: ¿No es esto por demás interesante?