sábado, 24 de noviembre de 2018

El Acto del Cuerpo Místico, por Mons. Fenton (I de V)


Nota del Blog: Interesantísimo trabajo de Mons. Fenton publicado en American Ecclesiastical Review, vol. C (1939), pp. 397-408 y vol. CII (1940), pp. 317-320.

Este estudio de Fenton recibió una respuesta, a la cual replicó a su vez y de ahí los dos trabajos que vamos a presentar en esta oportunidad. No damos la versión española de la objeción porque no vale gran cosa y además porque en la réplica se responden las principales.

El texto original, junto con las objeciones, puede verse AQUI.

Diez años después insistió sobre el mismo tema en un trabajo que ya le habíamos publicado AQUI.-

***

La parte de la teología que trata sobre el Cuerpo Místico de Cristo ha sido muy bien estudiada durante los últimos años. En Alemania, el P. Juergensmeier, del seminario de Paderborn, escribió un magnífico libro sobre la aplicación de esta enseñanza a la teología espiritual[1], mientras en Francia el Dr. Anger de Rennes mostró la influencia vivificante de la misma enseñanza sobre el dogma[2]. El Padre Mersch en una obra verdaderamente magistral mostró el desarrollo histórico de esta doctrina desde su fuente en la Sagrada Escritura, a través de los escritos de los Padres y teólogos[3]. El Padre Mura ha hecho una valiosa contribución a la ciencia de la teología al clasificar los datos del Cuerpo Místico bajo en encabezado de las cuatro causas, delineando así la plenitud de la vida de Cristo, en la Cabeza y en los miembros[4]. El Padre Clerissac escribió magistralmente sobre el carácter esencialmente sobrenatural de la Iglesia[5]. Nuestros teólogos americanos han hecho su propia y muy valiosa contribución, tanto en el espléndido libro de Monseñor Sheen[6] y del Padre Gruden[7], y en artículos muy bien escritos, entre los cuales, los del P. McGarry[8] merecen una mención especial. En efecto, la joven “nación” americana en el cuerpo docente de teología de la Iglesia universal ha comenzado a ejercer la influencia que le debería pertenecer especialmente en esta sección de la teología.

Sin embargo, la plenitud misma del tema es tal que se debe progresar más, progreso que debe ser útil a la vida y actividad de la Iglesia. Excepto tanto del campo de estudio como del problema de visualizar otras secciones de la teología a la luz del Cuerpo Místico, parecería que están latentes en la doctrina ciertos elementos que escapan incluso la magistral clasificación del P. Mura.


Según este brillante teólogo, el Cuerpo Místico de Cristo es algo que puede ser entendido en función en cuatro causas reales –material, formal, eficiente y final. La causa material es definitivamente el principio, no de unidad sino de multiplicidad. La causa material del Cuerpo Místico es la Cabeza y los miembros, aquellos que han de formar la plenitud de Cristo.

Las otras tres causas son principios de unidad, y el Cuerpo Místico es uno por razón de ellas. La causa formal es o ejemplar o intrínseca. El Cuerpo Místico es uno en razón de la causa ejemplar porque hay uno y sólo un Modelo al cual se deben conformar sus miembros. Ese ejemplar principal es el Verbo Encarnado.

La causa interna formal es o sustancial o accidental. La Iglesia no puede tener propiamente causa substancial porque es algo compuesto de miembros individuales. Pero el Espíritu Santo, a quien se atribuyen las actividades de amor de parte de la Santísima Trinidad, es la causa cuasi-substancial del Cuerpo Místico. Obviamente no entra en composición con los miembros para formar un todo del cual sería parte.  Cumple las funciones de una causa substancial al constituir al Cuerpo Místico como un organismo sobrenatural, uniendo a los miembros en su unidad colectiva.

La causa formal accidental y secundaria del Cuerpo Místico es doble. En primer lugar, está la sujeción moral y jurídica al glorioso yugo de Cristo Rey dentro de la Iglesia. Además, está el lazo de perfección de la caridad.

La causa eficiente que une e integra la Iglesia es principal e instrumental. La causa principal es la Santísima Trinidad, y por apropiación el Espíritu Santo. La causa instrumental es o unida o separada. La causa instrumental unida que hace una a la Iglesia es la humanidad de Cristo, hipostáticamente unidad a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. La causa separada y secundaria son los sacramentos, instituidos por Nuestro Señor para significar y causar nuestra santificación en Él. La causa final en la cual se adquiere la unidad del Cuerpo Místico es la gloria de Dios en la plenitud de Cristo[9].

Como señaló muy bien el P. Simonin[10], debe haber una cierta imperfección en todo sistema que intenta clasificar una realidad sobrenatural basado en estándares naturales. La obra del P. Mura es precisa, y en cierto sentido, bastante completa. Sin embargo, la clasificación que usó impidió una insistencia muy aguda sobre un principio de unidad, un aspecto del Cuerpo Místico. Somos uno con Cristo no sólo por las razones que pueden ser resumidas bajo el título de las cuatro causas, sino porque estamos comisionados y empoderados de una manera especial para hacer nuestro el acto y la operación propia de Cristo. El Cuerpo Místico es uno con Cristo porque es la organización cuya tarea principal y central es el sacrificio eterno del Redentor. Su acto, aquel por el que vino a este mundo, es nuestro en cierto sentido, en el sentido que los miembros de Cristo están constituidos como un sacerdocio real por una participación real en el sacerdocio de Cristo. La unidad del Cuerpo Místico es esencialmente algo dinámico. Lo que es el acto propio de la Cabeza es el acto propio de los miembros que están unidos a Él.



[1] Der mystische Leib Christi als Grundprinzip der Aszetik, (6ta edición, Paderborn, 1936).

[2] La Doctrine du Corps mystique de Jésus-Christ, d'après les principes de la théologie de saint Thomas, (4ta ed., París, 1934).

Nota del Blog: Precioso libro, que ya en 1946 iba por su 8 edición y que pudo aprovechar la encíclica de Pío XII dedicada a este tema.

[3] “Le Corps Mystique du Christ”, Etudes de Théologie Historique (Louvain, 1933).

[4] Le Corps Mystique du Christ, Sa Nature, et Sa Vie divine d´après Saint Paul et la Théologie, (Paris, 1934).

[5] Le mystère de l'Eglise, (Paris, 1918).

Nota del Blog: Hemos publicado este precioso librito AQUI.

[6] The Mystical Body of Christ, (New York, 1935).

[7] The Mystical Christ (Saint Louis, 1936).

[8] Thought, Vol. XII, num. 1 y 2 (Marzo a Junio, 1937).

[9] Esto está resumido en el esquema de la obra del P. Mura, vol. 1, pag. 112.

[10] El artículo “Implícito y Explícito en el desarrollo del dogma”, p. 126 en Angelicum, Enero, 1937.