jueves, 1 de febrero de 2018

Algunas Notas a Apocalipsis III, 18-19

18. Aconséjote comprar de Mí oro acrisolado por fuego, para que enriquezcas y vestidos blancos, para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez y colirio para ungir tus ojos, para que veas.

Concordancias:

συμβουλεύω (aconsejo): Hapax en el Apocalipsis. Ver Mt. XXVI, 4; Jn. XVIII, 4; Hech. IX, 23.

ἀγοράσαι (comprar): cfr. Mt. XIII, 44.46; XXV, 9-10; Lc. XIV, 18-19; XVII, 28; Apoc. V, 9; XIII, 17; XIV, 3-4; XVIII, 11.

χρυσίον (oro): cfr. I Ped. I, 7; Apoc. XVII, 4; XVIII, 16; XXI, 18.21.

πεπυρωμένον (acrisolado): cfr. II Ped. III, 12; Apoc. I, 15.

πυρὸς (fuego): cfr. I Ped. I, 7; Apoc. I, 14; II, 18; IV, 5; VIII, 5.7-8; IX, 17-18; X, 1; XI, 5; XIII, 13; XIV, 10.18; XV, 2; XVI, 8; XVII, 16; XVIII, 8; XIX, 12.20; XX, 9-10.14-15; XXI, 8.

πλουτήσῃς (enriquezcas): cfr. Lc. I, 53; XII, 21; II Cor. VIII, 9; I Tim. VI, 9.18; Apoc. III, 17; XVIII, 3.15.19 (mercaderes de la tierra).

μάτια (vestidos): cfr. Mt. XVII, 2; XXI, 7-8; Mc. IX, 3; XI, 7-8; Lc. XIX, 35-36; Apoc. III, 4-5; IV, 4; XVI, 15; XIX 13.16. Ver Mt. V, 40; XXIV, 18; Mc. XIII, 6; Lc. VI, 29.

Λευκὰ (blancos): cfr. Mt. XVII, 2; XXVIII, 3; Mc. IX, 3; XVI, 5; Lc. IX, 29; Jn. XX, 12; Hech. I, 10; Apoc. I, 14; II, 17; III, 4-5; IV, 4; VI, 11; VII, 9.13; XIV, 14; XIX, 11.14; XX, 11. Ver Apoc. VI, 2.

Περιβάλῃ (vistas): cfr. Mt. VI, 29.31; XXV, 36.38.43; Lc. XII, 27; Apoc. III, 5 (Sardes); IV, 4 (24 Ancianos); VII, 9.13 (Mártires del Anticristo); X, 1 (San Gabriel); XI, 3 (los dos Testigos); XII, 1 (Mujer que huye al desierto); XVII, 4 (Babilonia); XVIII, 16 (Babilonia); XIX, 8 (Jerusalén Celeste); XIX, 16 (Jesús).

φανερωθῇ (se manifieste): Ver Apoc. XV, 4.

αἰσχύνη (vergüenza): Hapax en el Apoc. Ver Fil. III, 19.

γυμνότητός (desnudez): Ver Mt. XXV, 36.38.43-44; Sant. II, 15; Apoc. III, 17; XVI, 15; XVII, 16 (Babilonia) y la Parábola del Banquete nupcial, Mt. XXII, 1-14.

κολλούριον (colirio): Hapax absoluto.


ἐγχρῖσαι (ungir): Hapax absoluto.

Ὀφθαλμούς (ojos): cfr. Apoc. I, 7; VII, 17; XXI, 4. Ver Apoc. I, 14; II, 18; IV, 8; V, 6; XIX, 12.

Βλέπῃς (ves): cfr. Apoc. I, 11-12; V, 3-4. Ver IX, 20; XI, 9; XVI, 15; XVII, 8; XVIII, 9.18; XXII, 8.


Notas Lingüísticas:

Zerwick: “παρ' ἐμοῦ”: de Mí (enfáticamente).”


Comentario:

Aquí se le dan las curas para su pobreza, desnudez y ceguera.

Notar el contraste con Filadelfia y el lenguaje benigno de Nuestro Señor "te aconsejo", cuando podría simplemente ordenarle.


19. Yo a cuantos amo, reprendo y castigo; cela, pues, y arrepiéntete.

Concordancias:

ὅσους (cuantos): cfr. Apoc. I, 2; II, 24; XIII, 15; XVIII, 7.17; XXI, 16.

φιλῶ (amo): cfr. Apoc. XXII, 15.

ἐλέγχω (reprendo): Hapax en el Apoc.

παιδεύω (castigo): Hapax en el Apoc. cfr. I Cor. XI, 32; Heb. XII, 6-7.10.

ζήλευε (cela): Hapax en el Apoc.

μετανόησον (arrepiéntete): cfr. Apoc. II, 5.16.21-22; III, 3; IX, 20-21; XVI, 9.11.


Notas Lingüísticas:

Zerwick: “ἐλέγχω: castigo, amonesto (principalmente de error, pecado), reprendo”.


Comentario:

Castellani: "A los que amo: no son apóstatas ni réprobos".

Bartina: "Sigue una advertencia reveladora. La severidad de la admonición es señal del amor de Cristo. La frase está tomada de los Sapienciales: "Pues Yahvé reprende a quien ama y aflige al hijo que le es querido" (Prov. III, 12). Pero aquí el verbo ama (ἀγαπᾷ, LXX) es φιλῶ, que implica más sentimiento y pasión. Se emplea deliberadamente un verbo que entraña contenido emocional. Ese amor no es cruel en la educación, corrección o castigo, sino severo para bien del educando (Heb. XII, 5-11)".

Bartina: "En la exhortación se dice que el cristiano sea ardiente, entre en santo celo o ardor, donde se juega con la palabra ζεστός, hirviente, caliente de antes (vv. 15-16). Ha de ser una cualidad permanente del cristiano (ζήλευε), que evitará la tibieza mortal".


Charles: "ἐγὼ ὅσους ἐὰν φιλῶ ἐλέγχω καὶ παιδεύω (Yo a cuantos amo, reprendo y castigo). El texto es remarcable aquí. Está tomado de Prov. III, 12 que los LXX traducen: ὃν γὰρ ἀγαπᾷ Κύριος παιδεύει (pues Yahvé reprende a quien ama). Aquí debemos observar antes que nada que nuestro autor usa φιλῶ y no ἀγαπᾷν, como en los LXX. Esto es además remarcable puesto que, en I, 5 y en III, 9 se usa ἀγαπᾷν con respecto al amor de Cristo por los hombres. Exceptuando Jn. XVI, 27, para significar el amor de Dios por el hombre no se usa φιλῶ sino ἀγαπᾷν (…) Ambas palabras griegas difieren en que ἀγαπᾷν "expresa cariño más racional (…) mientras que φιλῶ (…) está más relacionado con los sentimientos o afecciones naturales, e implica más pasión" (…) el uso excepcional de la palabra emocional (en contraste con III, 9) sólo puede entenderse deliberadamente. Es una manifestación de amor conmovedora e inesperada (…)".