3. La misma
liturgia de Navidad nos lo enseña en forma inequívoca. En las tres Misas,
el hecho histórico se destaca únicamente en los Evangelios, y aún así, hay que
hacer la debida reserva en lo que se refiere al Evangelio de la tercera, que es
el prólogo de San Juan y el cual desborda, en forma absoluta, todo marco
temporal. Los demás textos celebran el
misterio de la Parusía, de la aparición de Cristo — preparada ya durante el
Adviento, —o también, la generación de la Segunda Persona divina en el seno de
la Santísima Trinidad. El Introito de la Misa del día: "Un Niño nos ha nacido" contradice
sólo en apariencia esta afirmación porque aquí también es el caso de la visión escatológica del imperio de Dios
sobre el mundo.
Lo mismo puede decirse del
Oficio. De las cinco antífonas de las
primeras Vísperas las dos primeras, o
sea aquéllas que parecen expresar los primeros sentimientos que experimenta la
Iglesia por este suceso, hablan del
esplendor que corresponde de derecho al Rey de Paz.
1. "El Rey de Paz ha manifestado su gloria;
Aquél cuyo rostro ansía ver toda la tierra".
2. "El Rey de Paz ha hecho brillar su
magnificencia, más que todos los reyes de la tierra".
Si la tercera Antífona
alude al nacimiento en Belén, la cuarta y la quinta amplían la perspectiva en
un sentido nuevo y saludan en este nacimiento la llegada del Reino de Dios y de
la Redención.
En los Salmos y Antífonas de Maitines no se hace referencia al hecho
histórico como tal. Ciertamente algunos de los responsorios señalan
los detalles y la forma en que se realizó, pero constantemente, en la mayor parte de estas fórmulas la manera
de enunciarlas excede al punto de vista puramente histórico. Expresan con
la mayor claridad el esplendor y el poder de este recién nacido. Además, hay
que hacer aquí la misma observación que se hizo respecto de la liturgia de
Adviento y que se refiere al papel que corresponde a la Virgen-Madre y al
futuro nacimiento de su hijo; este papel es el de anunciar el rol que debe ser
propio de la Iglesia. Este pensamiento está admirablemente desarrollado en una oración
de la liturgia Mozárabe en el día de Navidad: