II.- EL INTENTO DE JULIANO
El hecho que más ha influido
en el desarrollo de la creencia en las pretendidas profecías sobre la no
restauración política de Israel ha sido, a nuestro juicio, el intento de
Juliano el Apóstata de reconstruir el Templo de Jerusalén.
Con
ocasión de este intento frustrado comienzan los Santos Padres a hablar
categórica y unánimemente de la imposibilidad de reconstruir el Templo y de
restaurar políticamente el estado judío. Los contemporáneos vieron en aquel
fracaso una intervención milagrosa de la Providencia de Dios para salvaguardar
la infalibilidad de las profecías.
Un severo examen
histórico-crítico del carácter sobrenatural del hecho acaso quitara, si llegara
a demostrar lo contrario, mucha fuerza objetiva a este convencimiento subjetivo
que predispuso los ánimos en favor de la creencia hoy vulgar. Pero ni es de nuestra
incumbencia ni competencia ese estudio, ni nos interesa hacerlo por ahora. Aun supuesta la intervención extraordinaria
de la Providencia en aquel caso, quedaría por ver si tuvo o no por objeto
salvaguardar esas pretendidas profecías; lo cual, de no mediar una revelación
expresa, supone haber probado antes la existencia y contenido de dichas
profecías. Pero demos que el hecho fuera milagroso, y la intención de Dios
velar por el cumplimiento de su palabra. Todavía se pueden y deben hacer dos
preguntas. Primera: La intención de Dios,
que ex hypothesi va directamente
contra la reedificación del Templo, ¿se opone asimismo a la restauración
política de Israel? Y segunda —independientemente de la respuesta que se dé a
la primera pregunta—: Esa intervención de Dios para oponerse entonces a la reedificación del Templo —y
si se quiere también a la restauración política de Israel—, ¿responde simplemente
a una intención divina de no permitirlo entonces,
o supone una voluntad decidida de no consentirlo jamás? Si la intención de
Dios, ex hypothesi, es salvaguardar determinadas profecías, se sabe de
antemano el alcance de las mismas, o la respuesta a esta última pregunta nos
dará la medida de su contenido.
Hacemos estas observaciones
previas en el pórtico de este estudio, sobre las reacciones de los Santos
Padres ante el intento de Juliano, no para prejuzgar las conclusiones, sino
para premunir al lector contra el espejismo que creemos padecieron ellos.
Y hechas estas salvedades,
tratemos ya de reconstruir lo sucedido a la luz de las fuentes, y de recoger
los comentarios que a las plumas de los Santos Padres arrancó el sensacional
acontecimiento.