12. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo y vuelto, vi siete
candelabros de oro,
Notas lingüísticas:
Sales: "βλέπειν (ver), es decir, para considerar atentamente".
Comentario:
En el v. 10 San Juan
había sido llevado a ver “el día del Señor”, mientras que ahora es obligado a girar y mirar lo que sucede antes de ese día. Como diremos luego, la
descripción de Cristo (vv. 12-18) nos conducirá a las primeras
cinco Iglesias, mientras que las dos últimas, que coinciden con “el día del
Señor” serán descriptas con profusión en los cap. IV-XIX.
Queda así explicado fácilmente
el simbolismo del giro de San Juan
que los exégetas no aciertan a explicar.
Straubinger: “Los siete
candelabros son las siete Iglesias (v. 20). Desde la antigüedad ven
muchos comentaristas en el número siete un símbolo de lo perfecto y de lo
universal de manera que las siete Iglesias representan una totalidad (S.
Crisóstomo, S. Agustín, S. Gregorio, S. Isidoro). Muchos consideran que
las siete Iglesias corresponden a otros tantos períodos de la historia de la Iglesia universal
(cfr. I, 19 y nota).”
Bartina: "En el
Templo de Jerusalén ardía constantemente ante Yahvé el candelabro de siete
brazos, cuya minuciosa descripción se da en el Éxodo (XXV, 31-40) y supone en
la profecía de Zacarías (IV, 2). Constaba de un tronco central y seis ramas,
todo ello de oro con adorno de orfebrería. Era la menorah o λυχνία.
En los extremos de las siete ramas se ponían siete lámparas de aceite o nerot, λύχνοι. Eran corrientes en el primer siglo de nuestra era
los candileros o portalámparas (mal llamados candeleros) de bronce o hierro,
que sostenían el candil y a veces varios, que a su vez podían ser mono o
policandelon. Los siete candeleros que vé Juan podían ser las partes del
candelabro sagrado; pero es más conforme a la narración que estuvieran
separados y fueran independientes, como han aparecido en pinturas antiguas.
Porque el personaje de la visión se aparece en
medio de ellos y se paseaba por
entre ellos, como amo y señor (Ap. I, 13; II, 1)".
Wikenhauser: "Juan se vuelve para ver de quién procede la
orden, pero en lugar de ver al ángel que le habla, ve al Hijo del hombre,
glorioso, en medio de siete candelabros de oro dispuestos en círculo".
Sobre los candelabros
cfr. Mt. V, 15; Mc. IV, 21; Lc. VIII, 16
y XI, 33.
13. y en medio de los candelabros, uno semejante a Hijo de hombre, vestido de
túnica talar, y ceñido a los pechos con un ceñidor de oro.
I) y en medio de los
candelabros
Comentarios:
Alápide: "Al decir "en medio de los siete
candelabros" se debe entender no parado sino caminando; pues así lo dice
en II, 1: "el que anda en medio
de los candelabros". Camina en
medio de ellos para llenarlos de óleo, encenderlos y limpiarlos. Alude al
oficio de cuidar los candelabros que cumplía en el Templo el sacerdote
hebdomadario. Por esta razón la persona que vio Juan estaba vestida con túnica,
es decir con un vestido de lino, que vestían los sacerdotes cuando tenían que
oficiar las ceremonias sagradas (Alcázar)".
II) uno como Hijo de
hombre
Notas
Lingüísticas:
Bartina: "Es el "como hijo de hombre" (ὅμοιον υἱὸν ἀνθρώπου). El adjetivo ὅμοιον rige
ordinariamente dativo, aquí acusativo, lo cual indica que se han de tomar las
dos palabras que siguen como una frase hecha o un nombre propio invariable".
Comentario:
Esta misma descripción del Mesías, el "como hijo
de hombre", se verá en XIV, 14, relacionado directamente con el
juicio a la Iglesia.