XI
Las
tres Ranas
Estos versículos del
capítulo XVI son, si no los más difíciles, a lo menos unos de los más extraños
de todo el Apocalipsis.
Para colmo de males
"ranas" es un término único no solo en el Apocalipsis sino en todo el
Nuevo Testamento, con lo cual no podemos buscar ayuda alguna en los lugares
paralelos.
Sin embargo, por el
contexto es fácil saber de quién se trata y a qué tiempos se refiere. Ahora
analizaremos la identidad de estas ranas y dejaremos para más adelante un
somero estudio del Armagedón.
Veamos lo que dice Castellani
(pág. 201):
"Y ví de la boca del
Dragón
Y de la boca de la Fiera
Y la boca del
Pseudoprofeta
Tres espíritus sucios
A modo de Ranas
- Son espíritus demoníacos
Que hacen prodigios -
Y proceden hacia los Reyes
De toda la tierra
Para rejuntarlos
Para la Granguerra
Del día del Dios
Omnipotente-."
En cuanto al texto,
notemos solamente la mala traducción del adjetivo "gran" que lo coloca
como modificando a guerra cuando en realidad modifica a día,
tanto porque está inmediatamente después de esta palabra cuanto por el hecho de
que guerra es acusativo masculino, mientras que día y gran son
femeninos en genitivo.
Pasemos al comentario (negritas,
como siempre, nuestras):
"Las Tres Ranas
del Apokalypsis han hecho sudar el quilo
y romperse el mate a los intérpretes; mas los Santos Padres, casi todos, han
visto en ellas herejías: las últimas y novísimas. Son el
liberalismo, el comunismo y el aloguismo o modernismo.
El texto no dice
"tres demonios", como tampoco congruye con el salir dos dellos de boca
de hombres: el texto dice "espíritus", palabra que designa también un
movimiento, una ideología o una
teología, en todas las lenguas.
Los Doctores nombraron las
herejías que tenían ellos ante los ojos, que naturalmente creían las peores
posibles; San Agustín: los arrianos, pelagianos y donatistas; Belarmino: Lutero,
Zwinglio y Calvino; y así otros. Yo hago
lo mismo. Y puedo equivocarme como
ellos. Pero me parece esta vez va de veras".
Hasta aquí el Padre que
luego pasa a desarrollar cada una de ellas.
Bastaba hacer un repaso
por el resto del Nuevo Testamento para ver que los "espíritus
demoníacos" sí son demonios, como se vé por el término quasi
técnico "espíritus inmundos" del v. 13.
Sobre los "espíritus
inmundos" y la clase de ángeles a los que pertenecen ya hablamos al
describir la Jerarquía
Angélica donde vemos que son llamados "demonios" o
"espíritus inmundos" indistintamente por los evangelistas.
Esta es también la opinión
de algunos exégetas in loco:
Straubinger: “Espíritus inmundos como los que vemos actuar en el
Evangelio (Mt. X, 1; Mc. I, 23). No sabemos si obrarán por medio
de algún poseso. Cfr. I Tim. IV, 1; Éx. VIII, 2”.
Fillion: “Spiritus immundos: En el Evangelio este nombre designa
frecuentemente a los demonios (Mt. X, 1.12.48, etc); lo mismo aquí, como lo
dice el vers. 14”.
En definitiva. No hay
necesidad alguna de buscar herejías o movimientos sino que las ranas deben ser
entendidas como demonios.
Antes de terminar es
preciso responder a la objeción del Padre cuando dice: "El texto no dice
"tres demonios", como tampoco congruye con el salir dos dellos de
boca de hombres".
El término "salir de
la boca de" es una imagen para describir el imperio o la orden sobre
determinados elementos o seres.
Así, por ejemplo en XI,
5, hablando de los dos Testigos, se dice: "Y si
alguno quisiere dañarles, sale de la boca de ellos fuego que devora a sus
enemigos. Y si alguno quisiere dañarles, ha de morir de esta manera".
Esto no se debe entender
que el fuego salga de la boca de Elías sino que el fuego que devorará a
los enemigos ha de consumirlos tras la orden de Elías. La alusión
a IV Reyes, I, 10 ss es indudable, como notan los exégetas.
Alápide comenta este pasaje diciendo: “Parecería que Elías hace descender el
fuego del cielo y devorar a sus enemigos no con oraciones sino con su imperio,
es decir ordenando al fuego”.
Esto y no otra cosa
parece designar el pasaje que estamos analizando al decir: "Y ví de la
boca del Dragón y de la boca de la Bestia y de la boca del Falso Profeta (salir)
tres espíritus inmundos como ranas".
La boca de la Bestia
(del mar) sería la misma que la de XIII, 5-6, es decir el cuerno
de Daniel VII, lo cual parece identificarse con el Anticristo-Individuo,
mientras que la boca del Falso Profeta parece ser la que habla
como dragón (XIII, 11), es decir la de aquellos dos jefes
principales de la falsa religión mundial:
Anticristo-Individuo:
"5. Y le fue dada una boca que hablase grandes
cosas y blasfemias, y le fue dada autoridad para obrar cuarenta y dos meses.
6. Abrió, pues su boca para lanzar blasfemias
contra Dios, para blasfemar de su Nombre y de su tabernáculo, (estos es)
de los que tienen sus tiendas en el cielo".
Falso Profeta:
"11. Y vi otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos
como un cordero, y hablaba como un dragón".
Tal vez nos dirá alguien: aun suponiendo que esto sea así, no parece
demasiado grave o importante que las ranas sean demonios en lugar de herejías.
Concedemos gustosos la observación, pero hemos querido hablar de este
pasaje por dos motivos:
1)
Para señalar lo que creemos es una falla en Castellani en
cuanto a su método exegético cuando omite buscar los lugares paralelos
en que determinado término es usado.
2)
Como una pequeña introducción para hablar dos palabras sobre la exégesis de Castellani del Armagedón y de la "Granguerra".
Pero sobre esto último nos ocuparemos en una próxima entrega.
Vale!