Los autores Católicos tendieron de varias formas a reducir a una
fórmula vana la enseñanza de la necesidad de la Iglesia para la salvación.
Entre ellas, las siguientes pueden ser tenidas como las más importantes.
1) Algunos pocos autores,
obviamente sin preparación en sagrada teología, simplemente rechazaron la
fórmula, negando así completamente la doctrina. El desgraciado Arnold
Harris Mathew escribiendo durante sus días como Católico, enseñó esto. Hace
esta afirmación en el capítulo "Extra Ecclesiam Salus Nulla", en el simposio Ecclesia: La Iglesia de Cristo, una obra que el mismo Mathew editó:
"Ahora bien, la siguiente pregunta es
cuán lejos están obligados a sostener los Católicos que para aquellos fuera de
la Iglesia Romana no hay salvación. Los Católicos no están obligados a sostener
nada semejante".
Similar a la táctica de Mathew y casi tan cruda, es el proceder
de escritores que hablan de "las enseñanzas Católicas sobre la salvación
"fuera de la Iglesia". Es obvio que los hombres que enseñan de esta
manera están negando el dogma de que no hay salvación fuera de la Iglesia. Si
eligieron darle un trato superficial a la fórmula "Extra ecclesiam nulla
salus", esa fórmula, en sus manos, se vuelve vacía y sin sentido.
2) La enseñanza de que el
dogma de la necesidad de la Iglesia para la salvación admite excepciones es, en
última instancia, una negación del dogma tal como ha sido establecido en las
declaraciones autoritativas del magisterium eclesiástico e incluso tal como está expresado en el axioma o fórmula
"Extra ecclesiam nulla salus". Es importante notar que tal enseñanza se encuentra en el último
estudio del Cardenal Newman publicado sobre la materia, un estudio incorporado
en su Carta al Duque de Norfolk, tal vez el trabajo de menos valor entre todos los que publicó. A
causa de la gran influencia de Newman en el campo de los estudios teológicos
contemporáneos, ayudará ver cómo trató este tema en su Carta.
Mathew, que en última instancia
sostenía que los Católicos simplemente no estaban obligados a sostener nada
parecido a la enseñanza de que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia
Católica, era ardoroso en su alabanza de la explicación de Newman. Afirmaba
que el Cardenal había "tratado la cuestión de forma tan magistral que es imposible
mejorar lo que dice"[1].
Como grupo, los teólogos de la Iglesia Católica no han mostrado disposición
alguna en compartir el entusiasmo de Mathew por esta sección de la
enseñanza de Newman.
En su Carta al Duque de Norfolk, Newman trata sobre la necesidad de la Iglesia para la salvación, no en
razón de sí misma, sino solamente como una enseñanza que consideraba que
ofrecía "la oportunidad de una legítima reducción"[2]. A pesar del hecho de quejarse cuando sus
impugnadores teológicos lo designaron como un reduccionista, pretendió mostrar
que el dogma enseñado en la constitución del Concilio Vaticano Pastor aeternus estaba sujeta a una reducción legítima[3].
Intentó basar su afirmación apelando al ejemplo del dogma de que fuera de la
Iglesia Católica no hay salvación. De aquí que fue desde este ángulo que se
acercó a la enseñanza de la necesidad de la Iglesia para la salvación.
Newman enseñó que el principio "fuera de la Iglesia y de la fe no
hay salvación" admite excepciones. Creía que lo que Pío IX enseñó en su
encíclica Quanto Conficiamur Moerore indicaba la existencia de tales excepciones[4]. En defensa de su afirmación cita las
siguientes líneas de la encíclica.
"Notoria cosa es a Nos y a vosotros que
aquellos que sufren ignorancia invencible acerca de nuestra santísima religión,
que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos, esculpidos por Dios
en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida
honesta y recta, pueden conseguir la vida eterna, por la operación de la virtud
de la luz divina y de la gracia[5]".
Según la Carta al Duque de Norfolk, estas palabras de Pío IX expresaban lo que Newman
llamaba "la doctrina de la ignorancia invencible, o que es posible
pertenecer al alma de la Iglesia sin pertenecer al cuerpo". Concluía su
estudio del dogma con esta pregunta: "¿Quién deduciría a primera vista de
las palabras tan contundentemente universales ("fuera de la Iglesia y de
la fe no hay salvación"), que una excepción a su operación, tal como ésta,
tan clara, y, por lo que sabemos, tan amplia, era compatible?"[6].
Si las palabras de Newman significan algo, afirman que la Iglesia
sostiene y propone como "dogma, que ningún Católica puede pensar jamás en
disputar", una afirmación que al mismo tiempo contradice. Afirma que la
doctrina "fuera de la Iglesia y de la fe no hay salvación" es un
dogma de la Iglesia, una verdad revelada por Dios que debe ser creída con fe
divina por todos los hombres. Este dogma está formulado como una universal
negativa, lo cual se contradice por una particular positiva. Y Newman enseñó
aquí que la proposición particular positiva que contradice esta misma universal
negativa es vera. Creía que por lo menos en un caso concreto, que puede tener
una aplicación muy amplia, puede haber salvación fuera de la fe y de la
Iglesia.
Newman creía que era "congruente" con creer al mismo tiempo
que no hay salvación fuera de la Iglesia y de la fe. Obviamente no puede haber
medio más eficaz para reducir la enseñanza de la necesidad de la Iglesia para
la salvación a una fórmula vacía que la explicación dada por Newman en
las que son probablemente sus páginas menos felices de todas. Esa explicación
es ciertamente una de las reprobadas en la Humani generis.